Wednesday 15 July 2020

El Método educativo en pandemia

La pandemia COVID-19 ha cambiado nuestra vida desde la raíz. Al no haber una vacuna contra el virus la única forma de prevenir contagiarnos es el distanciamiento social. Este no debe convertirse en aislamiento, egoísmo, depresión o solipsismo. Para eso hemos tratado de mantener nuestras instituciones funcionando. Una institución vital y generalizada es la educación. 


De  la educación la que mejor conozco  es la de posgrado. Es momento de reflexionar sobre la encrucijada en que se encuentra, sus oportunidades y sus riesgos, su pasado y los futuros que podemos crear. Lo que está pasando y lo que venga contribuirá positiva o negativamente a la formación de las personas con la mente crítica y creativa necesaria para resolver las consecuencias de esta pandemia y las futuras junto con las causas y consecuencias del cambio climático global y los otros problemas que acechan a la humanidad y al planeta en el siglo XXI. 


Como alumnos y maestros nos encontramos ante el pánico escénico de abandonar el salón de clase donde se encuentran todas nuestras herramientas familiares que van del pizarrón, el borrador y el apuntador llegando a la computadora, el proyector y los programas de láminas electrónicas llenas de color. Movimiento, señal y ruido que usamos para transmitir nuestros conocimientos, ideas y hasta doctrinas. Además ya no tenemos acceso a nuestro cubículo y a la biblioteca donde encontramos material de apoyo. Quienes estudian ya no tienen acceso directo a sus tutores y colegas para resolver dudas, pedir aclaraciones o trabajar en conjunto.


Hoy estamos dando clases en en casa, en algún lugar dentro de ella con dos características ineludibles, callado y con buena señal de internet. La mas de las veces damos las clases con palos de ciego, porque aún no sabemos cómo comunicarnos de forma virtual con los estudiantes. Lo poco o mucho que aprendimos en clases en línea de cómo dar clases en línea aún no tiene punto de comparación. No podemos evaluar si estas clases de final de primer año darán resultados diferentes, mejores o peores que los de las clases presenciales. 


De esta situación en la que nos encontramos maestros y alumnos surgió la pregunta que inspiró está columna, pero que es larga y poco atractiva como título: En la pandemia, ¿está perdiendo el pensamiento formal y crítico de la academia contra la imagen placentera y aduladora de las clases virtuales con imágenes bonitas?


La familiaridad con el aula de clase y el estilo de enseñanza han desaparecido. Espero, sinceramente, que no vuelvan, no de la manera como enseñamos. Es más fácil hacer una presentación visualmente atractivamente que desmenuzar y cuestionar un concepto familiar pero complicado. Enseñar en posgrado no es mantener la atención de una clase por una o dos horas para luego pedirles que repitan la definición clásica de un concepto. 


Valga un ejemplo para demostrar cómo complacer en clase o enseñar una clase, la Biodiversidad. Podemos presentar imágenes de selvas tropicales en México, Brasil o el África, arrecifes llenos de corales y peces de colores, seguidos de desiertos como el Sahara o la Antártica. Podemos agregar imágenes post-incendios o el fruto de la caza furtiva y del tráfico ilegal de especies. Hablamos de la riqueza de especies y de las amenazas naturales y humanas sobre la biodiversidad. Hay que defender la biodiversidad de la amenaza humana y parar el cambio climático. Podemos crear más áreas naturales protegidas, podemos castigar a los cazadores furtivos y a los traficantes de especies. ¡Aplausos!


Qué tal si mejor hacemos preguntas difíciles, sin imágenes bonitas o desastrosas. ¿Quién invenoó la biodiversidad o es real? ¿Qué es la biodiversidad? (no es el número de especies en un sitio). ¿La podemos medir o comparar? ¿Por qué están los paisajes y los genes en el concepto de biodiversidad? A partir de esto ¿Qué significa proteger la biodiversidad? 


Para la clase de preguntas difíciles no se necesita mas que motivar a los estudiantes a que entiendan mejor su mundo y lo cambien para bien de todos. 


Los cubrebocas salvan vidas ¡Usa el tuyo!

Comentarios bienvenidos: https://horaciodelacueva.blogspot.com/

Además, pido que se encuentre y castigue a los culpables intelectuales y materiales de los asesinatos de Miroslava Breach y Javier Valdéz y del secuestro de los 43 normalistas de Ayotzinapa. ¡Viva la Comisión de la Verdad! Que beba Mexicali, dejemos a Constellation sin agua. Los periodos de gobernador de BC son intocables. Apoyo a G Sheridan y H de Mauleón.

Wednesday 1 July 2020

Gaia no se venga

Gaia, diosa de la Tierra en la mitología griega fue insuflada con nueva vida cuando James Lovelock escribe el libro epónimo, texto sagrado pero poco leído y menos comprendido por ecologistas, ambientalistas y ecólogos. La hipótesis del libro es que Gaia es un planeta no muy diferente del nuestro, producto de un experimento mental y un modelo computacional. 

En este planeta imaginario la temperatura es regulada por la proporción de margaritas blancas y negras y la cantidad de albedo (luz reflejada al espacio) que producen. La temperatura es regulada por un proceso físico, la luz incidente, y su interacción con un componente biológico, la combinación de margaritas blancas y negras. El planeta que se describe en Gaia funciona como un organismo autorregulable. Este modelo nos ha ayudado a entender los principios de los gases de efecto invernadero en la atmósfera, la circulación global de vientos, corrientes marinas y otros eventos planetarios.

Se trata de una herramientas que nos ayuda a entender una situación compleja mediante una ilustración más simple. Gaia sigue siendo útil para entender los problemas globales, pero no es la  solución a los mismos. Tampoco sirve como demostración inapelable de que nuestro planeta es un organismo consciente y con la capacidad de tomar decisiones para mantener algún equilibrio. Parafraseando a Box, un modelador famoso: todos los modelos están mal, pero algunos modelos son útiles. 

Los eventos naturales de los últimos años, como los incendios en la taiga rusa, los bosques de California o las selvas del Brasil, los huracanes y tifones con vientos de fuerzas extraordinarias, las sequías en el África sub-sahariana, el surgimiento de enfermedades zoonóticas como el ébola, los SARS, el nuevo virus porcino G5 llegan a las primeras planas de periódicos, revistas, la radio y la televisión. No dejan de ser eventos naturales, no necesariamente espontáneos, ni nuevos. Lo que nos asombra es su frecuencia e intensidad. ¿Cuáles son sus causas? Descubrir las razones del surgimiento simultáneo nos ayuda a demistificar a Gaia y apuntar al verdadero culpable.

El nombre de nuestra ley ambiental principal: Ley General del Equilibrio Ecológico y Proteccion al Ambiente, tampoco ayuda a desmitificar a la naturaleza, su ecología o sus procesos. No podemos legislar el equilibrio ecológico, los procesos ecológicos y sus equilibrios son dinámicos y consecuencia de la evolución de la vida en la Tierra. Nuestro planeta ha cambiado mucho, muchísimo, en sus 4 500 millones de años de existencia. Sin legislar el equilibrio debeemos proteger el ambiente para interferir mínimamente con los procesos naturales y garantizar un ambiente sano.

Es común ver, oír o leer que “el calentamiento global, los eventos climáticos extremos, los incendios, el surgimiento de las enfermedades zoonóticas y más son la venganza de Gaia o de la naturaleza contra los daños que le hemos infligido con nuestro desarrollo desenfrenado”, incluso que “la naturaleza restaurará el equilibrio”. La realidad: Gaia no se venga y no nos castiga. Gaia no existe.

La causa, no necesariamente directa, de todos estos eventos naturales es nuestro uso indiscriminado, irreflexivo y no sustentable de los recursos y servicios de la tierra. No hay una consciencia o un ser superior que nos mande un virus para decimarnos. Las razones son menos misteriosas pero no por eso menos fascinantes.

Al igual que los seres vivos, los virus evolucionan, algunas mutaciones les sirven para reproducirse en especies diferentes a las que vivían. En el caso de SARS-Cov-2 creemos que las mutaciones infecciosas a humanos llegaron de los murciélagos través de los pangolines.

Llegamos al virus porque hemos forzado a los que carecen de lo estricto, los desposeídos, los sin tierra, a entrar a la naturaleza a buscar su sustento. Esto los expone a mutaciones vírales que, así llegan para quedarse. No hay magia, no hay venganza, es la desigualdad que nos lleva al abismo que hemos creado.

Los cubrebocas salvan vidas ¡Usa el tuyo!

Además, pido que se encuentre y castigue a los culpables intelectuales y materiales de los asesinatos de Miroslava Breach y Javier Valdéz y del secuestro de los 43 normalistas de Ayotzinapa. ¡Viva la Comisión de la Verdad! Que beba Mexicali, dejemos a Constellation sin agua. Sólo dos años de Gobierno en BC. Apoyo a G Sheridan y H de Mauleón.