Sunday 12 December 2021

La belleza de la ciencia

Para  V. Ferreira, quien hizo la ciencia hermosa para tantos.


El 3 de junio de 1979, explotó Ixtoc I, un pozo exploratorio en la bahía de Campeche en el Golfo de México. Se estima que se derramaron 3.3 millones de barriles antes de que fuera controlado (un barril son 158.99 L), se cubrieron 2,800 km2 con dispersante para combatir el derrame. Se considera uno de los derrames más grandes de la historia. Las corrientes dominantes llevaron el petróleo hacia las costas de Texas. Pemex gastó $100 millones de dólares para limpiar y evitó los reclamos de daños argumentando inmunidad soberana por tratarse de una compañía paraestatal.


El  20 de abril de 2010 explotó el pozo BP Horizon en el Golfo de México derramó 4.9 millones de barriles, cubriendo 149,000 km2 y costando $20 mil millones de dólares (billones en los EEUU) para compensar por daños ambientales y económicos.


De estos desastres surgen la necesidad de conocer las afectaciones posibles por derrame en aguas mexicanas y sus impactos en el Golfo de México  y en las costas de México,  los Estados Unidos y Cuba. Los desastres petroleros en el Golfo han sido grandes y muy dañinos.


Las noticias nos enteran de que siempre habrá el riesgo de un derrame petrolero y sus consecuencias. En México no podemos descartar que un accidente como Ixtoc o BP Horizon. No sólo es necesario prevenirlo, también se deben predecir sus posibles consecuencias para controlar eficientemente. 

Surge así la necesidad de conocer esa gran mar, ese ecosistema de importancia global que es el Golfo de México. Pemex junto con la Secretaria de Energía (Sener) decidieron que no había suficiente conocimiento sobre el Golfo de México como para poder predecir cómo y a quién afectaría un derrame grande. 


Surge de esa necesidad, y de un presupuesto a la altura del reto, el Consorcio de Investigación del Golfo de México (Cigom). La misma formación y administración del Cigom ha sido un reto. Este consorcio de investigadores e instituciones aprendió en poco tiempo mucho sobre el Golfo de México. De este esfuerzo han surgido innumerables artículos científicos y tesis, y se ha desarrollado equipo técnico y licencias. Todos estos logros reflejan el esfuerzo y dedicación del gran —por numeroso y bueno— equipo Cigom. Este conocimiento generado pudo haberse quedado allí en el ámbito académico y en las oficinas de Sener y Pemex, listo para ser usado en contingencias. También el conocimiento académico continuará y seguiremos conociendo en más detalle al Golfo de México de la forma que sabe hacerlo la ciencia. Con preguntas nuevas, con nuevos retos tecnológicos y con resultados que serán escudriñados hoy y mañana, siempre para mejorar nuestro conocimiento.

Muchas veces allí se queda el trabajo académico. Pero no es suficiente ¿cómo se convence a un público no especializado de la importancia y alcance del trabajo de Cigom? Este público es amplio. Incluye funcionarios y políticos, estudiantes de todo nivel y, ante todo, los ciudadanos de a pie que pagaron y pagarámn sus impuestos y tarifas para que este conocimiento sea una herramienta al alcance de todos. 


Qué mejor forma de ilustrarles la extensión del trabajo que con este gran Atlas. Me atrevo a decirle enciclopédico porque por su alcance y formato resume lo que hoy sabemos del Golfo de México. 


En su versión de  compuestos de celulosa su tamaño y calidad son indiscutibles. Los mapas son de gran calidad e ilustrativos, aunque a veces no encontré el sentido de las enumeraciones. Las fotografías de Claudio Contreras Koob y las de otros muchos contribuyentes del equipo Cigom dan al atlas una elegancia a la que pocos se atreven ahora, tanto por el costo como por no contar con un acervo fotográfico de esta calidad y tamaño. La versión pdf está al alcance de todos y nos permite no acarrear 20kg de conocimiento.

 

¿Es útil para otros científicos, expertos y curiosos el Atlas? Tengo pruebas que lo demuestran, Yo ya he citado a los volúmenes de tortugas y mamíferos y sus contenidos en artículos de revisión de ciencia en Latinoamérica para ilustrar el trabajo que se puede lograr y los retos que nos quedan en la ciencia en México. 


Queda un reto para todos. Un reto que esperemos nunca se dé. El Derrame. El reto que pondrá a prueba las capacidades de todo el equipo Cigom para integrar todo lo que han aprendido y aprenderán para determinar el daño y sus consecuencias. Esperamos que nunca llegue, pero estamos preparados.