Tuesday 28 January 2014

Reforestando la foresta

Hay palabras que me asustan cuando se habla de ecología y desarrollo sustentable, algunas empiezan con RE: reducir, reusar, reciclar, regenerar, restaurar y reforestar.
Cuando oigo que se va a reforestar me surgen dudas y preguntas que debo contestar a satisfacción para asegurarme que las buenas intenciones acabaran siendo acciones positivas y no una bandera política, o peor aún, un desastre ecológico anunciado.

Hay planes grandes y caros para “reforestar” la Sierra de Juárez, sus bosques nunca han sido explotados comercialmente por sus maderas y podemos asumir que se encuentra en buen estado. Hay maderas de gran valor comercial, pero al mismo tiempo hay una biodiversidad insustituible e información genética invaluable para la salud de este y otros bosques de las californias. No hay razón para cambiar su estado natural por un sistema de reforestación que puede romper la cadena de servicios ambientales que este bosques provee: agua, aire limpio, recreación...

Hemos vuelto a adquirir cuentas de vidrio y espejos con brillo: se aprobaron 320 millones de pesos en inversión público privada para reforestar 10 mil hectáreas en la Sierra de Juárez. La empresa holandesa Groasis propone una “reforestación” con nogales y otros frutales aprovechando su tecnología de cubetas que mantienen humedad y temperatura adecuadas para el crecimiento de las semillas.

Llenar de árboles frutales la Sierra de Juárez no es una reforestación, es una propuesta de cambio de uso de suelo. No es lo mismo un bosque natural que un huerto frutal. Es un cambio de la vocación de la tierra de conservación a producción y traerá consecuencias a los ecosistemas. El ecosistema de la sierra de Juárez ha funcionado cuando menos por los últimos 12 mil años, ha sufrido años de sequía, incendios, años lluviosos y huracanes. Los organismos que viven allí se han adaptado a estas condiciones y los cambios en el uso de suelo cambiarán la fisonomía y el futuro de la Sierra de Juárez.

Las sierras del norte de Baja California fueron declaradas Reserva Forestal en el año 1932, con el único fin de preservar el valor biológico de la masa boscosa, indicando que su vocación es la conservación de su diversidad y que en esas características está el valor que tienen para sus habitantes, el estado y a la nación.

Nadie niega que los habitantes de la Sierra de Juárez merecen mejores oportunidades de vida. Sabemos que las comunidades indígenas del estado, incluyendo las de Sierra de Juárez, son las poblaciones mas marginadas. Para salir de esta pobreza endémica es necesario crear empleos sustentables hoy. Planes como cubrir 10 mil hectáreas con árboles frutales o los de SEMPRA para instalar generadores eólicos no son las panaceas de la Sierra de Juárez. Ambos proyectos fragmentarían el paisaje de la sierra de Juárez, cuya biodiversidad está conservada por la continuidad de su paisaje y alimentada no sólo por sus especies endémicas y raras sino también por la flora y fauna del resto de Baja California, California y Arizona.

Los bosques de Sierra de Juárez tienen un gran potencial de uso sustentable con las dos especies de pinos piñoneros que allí habitan. Los piñones tienen gran valor comercial y jamás ha habido un esfuerzo real y honesto para que sean explotados apropiadamente por los habitantes históricos de la Sierra, no perdamos esa oportunidad que genera riqueza y conserva el paisaje.


El valor de la Sierra de Juárez se encuentra en sus paisajes únicos e inolvidables. Ese es su verdadero valor y es nuestra responsabilidad conservarlo, pagando justamente a sus legítmos dueños por el valor de conservar su historia y paisajes.

Wednesday 22 January 2014

¿Influenza habemus?

En estas fechas todos tenemos cuando menos un conocido que presenta fiebre, tos, garganta irritada, nariz suelta, dolor de cabeza y cansancio. Nuestro conocido debería estar en cama, pues puede llevar consigo una enfermedad contagiosa, influenza A/H1N1, o cualquier otro virus estacional de gripe Si el enfermo se descuida puede acabar con infecciones en senos y oídos, bronquitis, pulmonía; en casos extremos y raros pueden llegar a morir. El 90% de estas muertes ocurren en personas de más de 65, aunque el virus actual parece ser particularmente agresivo con personas de 35 a 55 años, especialmente si tienen problemas de salud como diabetes o sobrepeso.
Si conoces a alguien con estos síntomas o acabo de describir tu cuadro clínico, haznos un favor, manda al individuo enfermo a casa para que se cuide, se cure y, sobre todo, no esparza la enfermedad. Cada año mueren de cientos a miles de personas por influenza; en casos extremos ya sea por la virulencia de la enfermedad o hacinamiento, la enfermedad puede convertirse en una epidemia y matar a partes significativas de una población.
La influenza no es una enfermedad nueva, el primer registro del virus H1N1 es el de la influenza española de 1918, aunque podemos suponer que hubo otras epidemias. El virus de influenza A/H1N1, se detectó por primera vez en 2009 cuando se convirtió en pandemia global; se ha vuelto uno de los virus de influenza estacional más comunes. Esperamos que la pandemia global no se repita, pero para eso tenemos que tomar precauciones. Éstas van de lo personal a medidas de salud e información públicas.
Los virus son agentes infecciosos muy pequeños con diámetros entre 20 y 300 nanómetros, un nanómetro es la milmillonésima parte del metro. Poseen información genética que no son capaces de interpretar para reproducirse, por lo que invaden células vivas, donde los mecanismos celulares los reproducen, esparciendo la infección dentro del cuerpo. Los cambios genéticos en los virus, sus mutaciones, son los que determinan la severidad y especificidad de la infección. Los infectados se defienden con su sistema inmune generando anticuerpos que se adhieren al virus y neutralizan su capacidad infecciosa.
La forma más eficiente de prevenir enfermedades infecciosas es la vacunación. Las vacunas son formas debilitadas y no infecciosas del virus que provocan la formación de anticuerpos. Las vacunas fueron descubiertas antes que supiéramos que es un virus. En 1796 Louis Pasteur, tras un incidente que podemos calificar de serendípico, al darse cuenta que unos pollos tratados con bacterias de cólera debilitadas no presentaron la enfermedad cuando fueron reinfectados, desarrolló la primera vacuna. En 1885, tras pruebas en conejos, tomó el riesgo de vacunar al niño Joseph Meister contra el virus de la rabia. Ahora las vacunas son un agente preventivo seguro y común.
Nos acercamos a la parte alta de la temporada de influenza, así que esperamos que se puedan presentar casos en cualquier lugar. Ya las autoridades de salud nacionales los han reportado.  Entonces podemos preguntar: ¿Cuántos casos se han confirmado en Baja California? ¿Existe un número  suficiente como para declarar una epidemia de influenza? ¿Qué medidas precautorias debemos tomar como individuos y como población para minimizar los enfermos y las muertes? El gobierno de Baja California a través de su Secretario de Salud, el Dr. Miguel Osuna Millán (maosuna@baja.gob.mx), debe  informarnos puntualmente cuántos casos de influenza hay y en dónde. Ocultar la información sólo ayudaría a que la epidemia se propague. A su vez  muestra poco respeto por ciudadanos que debamos estar bien informados para tomar decisiones de como cuidar a nuestros seres queridos y a nosotros mismos.