Tuesday 31 May 2022

¿Qué pide el Planeta?




Concluyo la serie de trabajo y responsabilidades de biólogos y similares con algunas observaciones del trabajo que nos espera para mantener nuestro planeta habitable.

Categorías de amenaza de la IUCN

Cuando las primeras planas de los medios de comunicación no acaparan a la guerra, los desastres naturales, las elecciones y sus fraudes, las masacres, la violencia política o el último campeón deportivo, se acuerdan de la otra realidad inevitable, la condición del planeta que habitamos y llamamos Tierra. Hemos modificado tanto al planeta que llamamos a nuestros tiempos el Antropoceno. No hay excusa para mantener el starts quo creado. Si somos Homo sapiens —el homínido sabio— debemos cambiar nuestro futuro, porque podemos. El futuro no existe, lo creamos.



¿Qué papel que deben ejercer las ciencias biológicas, ambientales y ecológicas para lograr ese futuro de desarrollo sustentable y que acabe con el cambio climático? Sí, acabe, no disminuya su impacto o regule.


Lo primero que admitimos es que dadas la gravedad, extensión y dimensión de los efectos del Antropoceno, las ciencias biológicas no pueden ni deben actuar solas. Los incendios forestales catastróficos, los huracanes, tifones y tornados extremos, los cambios en los patrones de lluvia que causan tanto sequías como inundaciones sólo pueden explicarse como consecuencia del cambio climático. Debemos trabajar con climatólogos y geógrafos para entender los efectos del cambio climático global y sus consecuencias a en nuestra comunidad especies o hábitat de interés para tomar las medidas locales necesarias que disminuyan su impacto y acaben con sus causas. Debemos trabajar con los oceanólogos para entender los efectos biológicos por el aumento de la temperatura, el cambio del nivel y la acidificación del océano y la modificación de las corrientes. Sin este entendimiento no podemos resolver problemas de tamaño (y sobreexplotación) de pesquerías, blanqueamiento de corales o arribazones de sargazo a las playas del Mar Caribe.


¿Qué tenemos que hacer para que cada vez haya menos especies y hábitats amenazados?


Por razones que no acabo de comprender, la mayoría de los biólogos, ecólogos y ambientalistas creen que nuestra tarea principal de conservación es incorporar cada vez más especies a la NOM—059–SEMARNAT—2010. La norma oficial mexicana que lista las especies que, tras un estudio de la condición del hábitat, la tendencia de la población y la extensión de su distribución, así como sus amenazas, las incorpora asignándoles alguna de las categorías de riesgo.  La mayoría de las especies  en la NOM-059 no reciben más recursos para su protección. Los resultados de los estudios de la IUCN indican que, cuando menos para mamíferos, su condición empeora cada vez que se hace un estudio nuevo.  Acabaremos incorporando cada vez más especies a la NOM-059 sin resultados.


Esa no es nuestra tarea. Al contrario, deberíamos mejorar nuestro entorno para primero impedir que haya más especies en la NOM-059 y sacar a especies de la norma, no por que se hayan extinto, sino porque las condiciones han mejorado y sus poblaciones son sustentables. Puede suceder. Los cazadores de patos y gansos de los Estados Unidos y el Canadá se han aliado con gobiernos locales, estatales y federales para recrear las poblaciones de estas aves y poder mantener su afición por cazarlas.


No se trata sólo de recuperar una especie, debemos determinar no sólo de que tan grande queremos que sea una población, sino también de cuantos pueden vivir en los hábitats de hoy y el futuro.


Para contribuir a todas las tareas antes mencionadas no basta con salir a observar y contar “bichos” —el término genérico que usan los biólogos para hablar de cualquier ser vivo y hasta de los virus. Hacer notas de su biología, conocer en detalle su ciclo de vida o estar al tanto de la literatura científica de nuestro objeto de interés es importante. Es importante, pero la Historia Natural de un organismo o de un ecosistema no es el único requisito. Para colaborar significativamente también debemos de entender de estadísticas y modelos, dinámica de poblaciones, sistemas de información geográfica, ciencias sociales y filosofía de la ciencia. Nuestras soluciones deben ser científicas, no sólo para que sean aceptadas por otros científicos, sino porque hasta ahora es la mejor forma que tenemos que asegurar que el resultado sea lo más honesto, medible y refutable posible.

Thursday 12 May 2022

Los caminos de la conservación

 Quiero que sigas por tu camino equivocado 

D Shostakovich a Sofía Gubaidulina.


El jardín de las delicis El Bosco

Fui invitado por “En Sincronía” en la Universidad Xochicalco en Ensenada  a una mesa redonda el viernes 22 de abril, el día de la tierra donde se tocó el tema de conservación.  Repito en Musa Verde mis respuestas.

 
En estos años de pandemia, ¿hubo retrocesos en los esfuerzos de conservación, o debido a la falta de actividad humana hubo hitos que ocurrieron por si solos?

En sentido estricto la pandemia es resultado de que la conservación es de menor prioridad que el desarrollo económico.

La mejor explicación, la más sencilla, es que el virus SARS-Cov-2 llega a los humanos a través de un pangolín (especie comercializada ilegalmente en China por supuestas propiedades medicinales de sus escalas) al ser transmitido a este  por un murciélago. Sabemos que los murciélagos son portadores sanos de coronavirus. En el mercado de comida fresca de Wuhan empieza la transmisión de un virus con las características que lo hace exitoso en el mundo hiperconectado del siglo xxi.

El uso de especies silvestres para alimento es común en tribus cazadoras recolectoras y cada vez más por poblaciones campesinas o sin tierras marginadas con poco acceso a los mercados y forzados de alimentarse de especies silvestres obtenidas de ecosistemas alterados por deforestación para uso agrícola, ganadero o minero o de grandes obras de infraestructura. 

Si la conservación es la no intervención o presencia humana, entonces la actual pandemia ayudó a la conservación en lugares aislados. Si por conservación entendemos procesos de restauración, delimitación, cultivo, propagación, educación o comunicación presencial, la actual pandemia está retrasando las tareas de conservación. 

Los procesos naturales de regeneración, crecimiento y extinción siguieron por ellos mismos. Dudo que la tala ilegal, el cultivo ilegal de marihuana o amapola haya parado o disminuido, así que la modificación de paisajes por uso de suelo y agricultura intensiva continuaron. La pesca ilegal de Totoaba, curvina, camarón y otras especies en el golfo de California no disminuyeron. No parece que el comercio ilegal de especies haya disminuido. Las fuerzas de mercado que impulsan a estas industrias transnacionales no siguen las leyes, mucho menos reglas generales de salud o sustentabilidad.


En el rubro de comunicar y concientizar a la población sobre temas de conservación, ¿qué retos son vigentes actualmente?

Los de siempre. La conservación es uno de muchos mensajes y estilos de vida con que nos inundan día con día. La conservación no tiene el presupuesto u otros recursos que tienen los comercios, las industrias, los gobiernos y muchos influencers. Tampoco es considerado aceptable crear y vivir de modo sustentable.

Debemos aprovechar las crisis para enfatizar las soluciones sustentables. ¿Crisis? Escasez de agua, recolección de basura, sequías. Las vivimos pero no estamos preparados para darles la dimensión a largo plazo que requerimos para solucionarlas.


¿Qué esfuerzos realizados en su rubro de acción, tienen intersección directa con otro? (ej. conservación en zonas pelágicas y humedales).

Es casi imposible hacer conservación significativa sin tener incidencia en el tiempo o el espacio. Sin caer en la simpleza de que todo está conectado, debemos tomar en cuenta conexiones importantes. 

El contraejemplo de conservación con pocas implicaciones ecológicas es la reintroducción del Cóndor de California a la Sierra San Pedro Mártir.  No hay evidencia de que algo haya cambiado desde su regreso. Tampoco hemos hecho esfuerzos por buscar cambios en las poblaciones de carroñeros.

La protección de aves o ballenas migratorias requiere de la protección de sus sitios de alimentación, reproducción y tránsito. Para proteger a los rálidos de Punta Banda y Bahía San Quintin necesitamos entender qué pasa desde la columna de agua, los suelos de la marisma y los derrames de fertilizantes e insecticidas y depredadores de la parte terrestre de la costa.

La Vaquita marina se extinguirá si no se acaba el mercado negro de su vejiga natatoria (buche) en China y si no se crean alternativas económicas reales, legales y sustentables para las comunidades pesqueras del alto Golfo de California.


Actualmente ¿Qué retos tienen mayor prioridad en su rubro?

El reto es no perder la cabeza ante tantas amenazas, reales y espurias, a la conservación del mundo como lo conocemos, no como creemos que es o que fue. El reto es crear el mundo que debería ser escogiendo objetivos asequibles y demostrables que nos permitan demostrar que podemos conservar y que debemos seguir conservando.

Mi reto es convencerte no sólo de qué hay que salvar a la Vaquita marina, al Cóndor de California, a la Codorniz mascarita, a la Ballena gris, el Borrego cimarrón o al Lobo fino de Guadalupe. También tenemos que saber no sólo cuántos queremos sino cuántos caben en el hábitat disponible para cada uno de ellos —hoy y en el futuro.


En divulgación y comunicación medioambiental, ¿la narrativa regional ha tenido que cambiar con el tiempo?


La narrativa de la comunicación medioambiental, regional o global debe cambiar con el tiempo. A medida que tenemos nuevas formas de concebir y estudiar el ambiente y de que surgen nuevos problemas o identificamos algunos que no sabíamos que estaban allí necesitamos nuevas formas de expresión. De la misma manera surgen nuevas soluciones y perspectivas que debemos dar a conocer para poder crear un consenso de la comunidad y el mundo que queremos. 


¿Los retos regionales tienen análogos en otras partes del mundo?


Vivimos en una región de clima mediterráneo. Veranos secos e inviernos húmedos, al contrario de la mayoría del clima nacional. Estos climas se dan en la conjunción de corrientes marinas frías (la de California en nuestro caso) y un desierto. Compartimos problemas de conservación no sólo con el sur de California. También el Mediterráneo europeo y africano, Sudáfrica, Australia y Chile. 


El reto principal con casi cualquier otra región es que la conservación es un uso de suelo que compite con todos los otros usos de suelo que se nos puedan ocurrir. 


De forma personal, ¿Qué metas tiene usted en su rubro?

Me voy a saltar lo rojo de mi rubro, las metas tiene que planteo van  más allá de lo personal y la conservación. La conservación no se hace en un vacío social, económico o político. El futuro que me gustaría ver y que nos puede ayudar a pensar global y actuar local es un futuro ciudadanizado. Me gustaría ver y ayudar a construir un municipio ciudadaniz
ado, donde votemos por presidentes municipales, concejales y delegados ciudadanos comprometidos con sus pares y no con algún partidos. Es un primer paso fuera de casa para tomar el control de una vida sustentable.


¿Qué retos pueden esperar los conservacionistas en formación, y cómo pueden afrontarlos?¿es necesaria la ciencia en la conservación?


El reto principal de cualquier persona que quiera dedicarse o se dedique a la conservación es poder mantener el optimismo de que es posible que el mundo siga funcionando como lo conocemos o, mejor, como aspiramos que sea, pese al impacto que las actividades humanas han tenido en los últimos 150 años, un instante en una historia de 4 500 millones de años.


Supongamos que sólo hay tres formas de entender al mundo. La primera es la del status quo, con grandes concentraciones de capital y toma de decisiones se opone a cambios que le resten poder y ganancias. Tiene muchos aliados, incluyéndonos,  o vivimos fuera de la sociedad incluso cuando vivimos en la alteridad.

 

La segunda es suponer que todo tiempo pasado fue menor y que las “culturas ancestrales” tienen los conceptos y soluciones necesarias para resolver los problemas del siglo xxi.  Estas suposiciones nos llevan a una distopía. 


La tercera es confiar en que la ciencia, con su capacidad de autocorrección, es la mejor forma que hemos inventado para solucionar los problemas que hemos creado. La racionalidad de la ciencia no es ética o humanista,  nos vemos obligados a humanizarla.


Es de moda ideológica útil, escuchar y comprender el conocimiento local para solucionar problemas locales. Lo local no es global. 


Regresando a los retos, la conservación acaba siendo un reto personal donde la creatividad y la disciplina que dan la ciencia, la autocrítica, la crítica constructiva y el escuchar otros puntos de vista son las herramientas que tenemos para moldear el mundo sustentable que queremos.