Saturday 22 August 2020

Antropocénica del sabelotodo

La pandemia COVID-19 ha dado lugar a un torrente de opiniones, remedios caseros, rumores infundados, mentiras de todo tipo y tamaño, merolicos, fayuca, complots, causas fabricadas, florecimiento de prejuicios, silogismos falsos, grupos de choque, posicionamientos políticos y religiosos. Nada de esto tiene una relación real con el virus, su patología o su control. El torrente es subjetivo, producto de la ideología, ambición y polítca personal o de grupo y el nivel de autoestima, egoísmo y falta de capacidad autocrítica del emisor. Es fácil emitir, difícil medir sus consecuencias reales, a menos que se quiere aumentar la confusión, y casi imposible eliminar de la Aldea Global que predijo Marshall McLuhan. El torrente es el resultado de todos los que buscan la fama. 

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Qué mejor forma de obtener la fama que competir sin reglas,  que no enfrentar a un grupo de personas que deciden después de sopesar la,evidencia y someterla a juicio antes de darla a conocer, tarea que todo científico debe cumplir antes de publicar. Qué mejor que el impulso sin freno o crítica constructiva.

Los hechos: la dispersón global del virus SARS-COV-2, su genoma conocido, las infecciones, muertes y patologías durante la enfermedad y post-recuperación, las políticas de aislamiento social como único y, hasta el momento, mejor forma de parar su dispersión, el desarrollo de varias vacunas, todas en diferentes estados de prueba, el reto de producir 7mil millones de dosis y distribuirlas de manera egalitaria. Los avances médicos en el tratamiento de la enfermedad. 

El torrente no es compatible con los hechos. La explicación del torrente de sabelotodos tiene una razón simple, pero no única. Andy Warhol, fuente e imagen del Pop-Art predicó que todo mundo quiere sus quince minutos de fama. En esta aldea global con acceso ilimitado a la red, todos podemos tener nuestro momento de fama, pero la competencia es dura. Entre más “me gusta” en las redes más fama. Entre más extrema la posición se esperan más “me gusta”. Así lo predica el algoritmo de Facebook. El camino a la fama es un algoritmo.

La fama no es la única razón para el torrente. La explosión y censura simultáneas de ideas y objetos que siguió al estructuralismo,  además del acceso a la red también han contribuido al torrente. Al suponer que la objetividad científica no tiene mejor valor predictivo que los horóscopos, el tarot o la pitonisa, al querer el novicio, con un malentendido de que es la serendipia, el mismo reconocimiento que el experto, al hacer de la educación un bien consumible y no cinta de transmisión del conocimiento, al creer que la experiencia personal es particular e irreproducible por otros hemos degradado la creatividad y el,conocimiento y los hemos confundido con la ocurrencia. Esta igualdad espuria es el medio que da la confianza y la arrogancia para lanzar la sabiduría y opinión experta recién adquirida a la red. 

A contracorriente del torrente apabullante y a cuentagotas, los científicos, los políticos que les hacen caso y los reporteros que corroboran sus fuentes, están generando y evaluando hechos. Es una lucha desigual, no reciben la atención que se debe dar a los hechos y su mejor interpretación, pero si cantidades innecesarias de desprecio. 

Difícil detener una pandemia donde no existe una visión crítica de la información. Difícil detener una pandemia donde es más importante la obediencia, la fe, la pertenencia o la ilusión de superioridad que la atención a los hechos. 

Las soluciones racionales propuestas por equipos de expertos con experiencia y conocimientos acumulados, pasadas por el tamiz crítico de la ciencia para controlar esta pandemia implican cambios en costumbres y actitudes. No todos hacen caso ¿Por qué es más fácil arriesgar enfermar o morir sin  salir de la zona de confort que cambiar un poco y sobrevivir? ¿Por qué parece más importante la fama que la vida? 

La culpa no es sólo de líderes que predique con el ejemplo. La solución no puede ser que una muerte cercana certifique la existencia del virus. La solución está en los hechos por lo que son. 

Los cubrebocas salvan vidas ¡Usa el tuyo!

Además, pido que se encuentre y castigue a los culpables intelectuales y materiales de los asesinatos de Miroslava Breach y Javier Valdéz y del secuestro de los 43 normalistas de Ayotzinapa. ¡Viva la Comisión de la Verdad! Que beba Mexicali, dejemos a Constellation sin agua. Sólo dos años de Gobierno en BC. Apoyo a G Sheridan y H de Mauleón.

Friday 7 August 2020

Lecciones de la pandemia

 Los mensajes de gobiernos, instituciones médicas y su personal, estrellas mediáticas y científicos es que la pandemia COVID-19 continúa, que no hay remedio fácil y que la vacuna no estará disponible mañana o pasado. También nos dicen que aislarnos físicamente, mantener una distancia entre 1.5 y 2 m y usar cubrebocas —que incluye tapar la nariz— previene el contagio de otros. 


Las técnicas para detectar el virus no son infalibles. Los números de falsos positivos (detectar la enfermedad cuando no existe) y falsos negativos (no detectarla cuando está presente) apenas dan resultados aceptables. Las fallas en detección se convierten en errores caros al sistema médico y enfermedad y muerte de enfermos no detectados a tiempo. 


La Organización Mundial de la Salud teme que jamás haya una cura para el virus. Hay muchas compañías y laboratorios desarrollando y probando vacunas en humanos. Los investigadores rusos dicen que han obtenido resultados de cien por ciento de respuesta inmunológica, pero no hemos visto una publicación científica que los avale. La oficina encargada de aprobar medicamentos en los EEUU, la Food and Drug Administration, se mantiene vigilante sobre la calidad de las vacunas, pero ha permitido que algunas pruebas se traslapen. Los resultados de la efectividad de las diferentes vacunas pueden aparecer tan pronto como noviembre o a principios de 2021. En China también se desarrolla una vacuna; Inglaterra desarrolla la suya. Hay otros jugadores menores sin la capacidad científica. Enfatizó capacidad, talento hay. 


Encontrar una vacuna no es lo mismo que vacunar a la población o que vacunar al mundo. Sí queremos alcanzar el efecto de inmunización por rebaño, tenemos que vacunar al 80% o más de la población. Bajo este efecto hay suficientes miembros inmunizados en una población como para que una infección no se extienda; tendremos que vacunar a gran parte del mundo. 


Necesitaremos gran capacidad industrial con controles sanitaria para producir la vacuna. Necesitaremos equipos físicos y equipos humanos para distribuirla e inyectar las dosis. Alguien tiene que cubrir los costos de investigación, desarrollo, producción y vacunación. Si creemos en el capitalismo todos y cada uno debe pagar y quien más pague recibirá una menor vacuna más pronto. El concepto de equidad nos dice qué la vacuna debe ser accesible universalmente, independientemente del ingreso o el lugar de residencia. Con ganancia o sin ganancia, la vacuna es el esfuerzo de muchas personas que deben ser recompensadas. 


La humanidad enfrenta retos cuyas interacciones apenas podemos apreciar. Junto con el ocaso de la economía del petróleo llegó la consciencia de las consecuencias de los gases de efecto invernadero, —el cambio climático— sobre los ecosistemas y nuestra forma de vida. Apenas empezamos el camino a una economía basada en fuentes de energía renovables con efectos ambientales y sociales mínimos. 


SARS-Cov-2 es un virus de origen animal que ataca nuestro sistema respiratorio con efectos mortales. Nadie diseñó el virus y el planeta no se está vengando o purgando. La combinación aleatoria de la variabilidad en la naturaleza y las intromisiones humanas a la misma para alimentarse dieron como resultado un evento de selección natural de un virus que llegó a una presa que lo ha diseminado efectivamente. Nos toca unir esfuerzos para minimizar sus  efectos y  nuestro impacto sobre la naturaleza. Ni le somos ajenos, ni le somos superiores. No perdamos esta oportunidad de crear una economía sustentable y equitativa que no de lugar a otras pandemias. 


Existe también el campo de la negación de la realidad de la pandemia. Es mucho más fácil creer en teorías conspiratorias sobre el origen y consecuencias de este virus y sus vacunas que aprender y comprender. Los anti vacunas no aceptan la evidencia de la protección de las mismas. Además ponen en peligro la vida de sus hijos y disminuyen el efecto de rebaño. 


Ha sido la gran falla de las ciencias no integrarse a la sociedad y ser parte de la vida diaria. Tiene remedio.  


Los cubrebocas salvan vidas ¡Usa el tuyo!


Además, pido que se encuentre y castigue a los culpables intelectuales y materiales de los asesinatos de Miroslava Breach y Javier Valdéz y del secuestro de los 43 normalistas de Ayotzinapa. ¡Viva la Comisión de la Verdad! Que beba Mexicali, dejemos a Constellation sin agua. Los periodos de gobernador de BC son intocables. Apoyo a G Sheridan y H de Mauleón.