Tuesday 11 December 2018

El ambiente y nosotros

Las escuelas, facultades y posgrados de ciencias biológicas, pesqueras y ambientales, bioeconomía e ingeniería ambiental tienen al menos un curso de manejo de especies, pesquerías, ecosistemas o paisajes. 

Nos engañamos y engañamos a los alumnos al decir que podemos manejar especies, pesquerías, ecosistemas o paisajes. A excepción de especies como el condor de California que con muy pocos ejemplares que pueden ser manipulados, transportados, apareados y colocados en un sitio para mejorar la conservación de la especie, jamás manejamos la parte natural de la ecuación.

El mal llamado manejo de la naturaleza consiste en afectar, regular o prohibir comportamientos humanos para que su influencia en los procesos naturales no los afecte y que permita el aprovechamiento sustentable o el disfrute de la especie, pesquería, ecosistema o paisaje.

Para poder entender y hacer un buen manejo de nuestra especie en su interacción con la naturaleza hemos desarrollado nuevas forma de investigar usa a las ciencias sociales. Definiendo a las ciencias sociales como aquellas que utilizamos para estudiar esas interacciones que son el estudio científico de los humanos, las sociedades y las relaciones sociales. A estas nueva formas de estudiar, aclarar, entender y predecir a través de las ciencias sociales las interacciones entre la naturaleza y la sociedad la llamamos Dimensión Humana.

Entiendo a la Dimensión Humana como la interfase que creamos entre la naturaleza y las personas para beneficio de ambas partes, tomando en cuenta las necesidades de ambas. En la Dimensión Humana podemos contemplar, comparar y evaluar los valores humanos y los naturales para lograr una solución sustentable y respetuosa de la naturaleza.

Para que los científicos y administradores podamos entender los alcances y beneficios de la Dimensión Humana debemos aprender a pensar como científicos sociales, sin abandonar las ciencias naturales. Debemos incorporar a la Dimensión Humana para entender nuestro comportamiento. Si no entenderemos el cómo y el porqué de los problemas ambientales tampoco entenderemos como prevenirlos, regularlos o eliminarlos.

Si no se toman en cuenta tanto las necesidades de conservación de la naturaleza como la Dimensión Humana que viene con ella, sólo creamos actos aleatorios de conservación que no llevan a nada o crean más problemas de los que resuelven. La Reserva de la Biosfera del Alto Golfo de California fue decretada como lugar natural para la protección de la Vaquita. Ni el diseño original cubría el área de mayor uso por la Vaquita ni los planes como reserva de la biosfera han dado a sus habitantes, principalmente las comunidades pesqueras, una forma sustentable de vivir de los recursos renovables del alto golfo de California.

Para tomar decisiones que eviten la conservación aleatoria debemos obtener información confiable y científica sobre humanos y sus interacciones con la naturaleza y así tomar las mejores decisiones de manejo. La Dimensión Humana se concentra sobre el comportamiento humano, no el de la vida silvestre, aunque modificar el comportamiento humano no es fácil, menos se puede modificar a la vida silvestre. Para modificar comportamientos debemos entender origen y razones. Muchas veces las percepciones de diferentes usuarios de que es y cómo se debe tratar a la naturaleza son contradictorias. Este es el caso de observadores de aves y cazadores de patos. Un uso es contemplativo, el otro consuntivo. Sus actividades en tiempo y espacio  pero  sus costumbres y comportamientos son diferentes, aunque ambos tienen valores de que es lo natural que pueden coincidir. Es responsabilidad de la Dimensión Humana encontrar ese punto en el que ambos grupos ayuden a la conservación de especies y hábitats, evitando comunicar e imponer prejuicios.

El manejo de cualquier grupo o grupos, a veces con fines contradictorios alrededor de especies, pesquerías, ecosistemas o paisajes no sólo requiere que entendamos el origen de su comportamiento, su manejo debe derivar del entendimiento de este comportamiento a través de un análisis de su Dimensión Humana que nos provea de la información necesaria para hacer conservación eficaz y eficiente. Saquemos esta herramienta de su caja y usémosla para lograr el desarrollos sustentable que nos merecemos.


Además pido que se encuentre y castigue a los culpables intelectuales y materiales de los asesinatos de Miroslava Breach y Javier Valdéz y el secuestro de los 43 normalistas de Ayotzinapa. ¡Viva la Comisión de la Verdad!

Tuesday 4 December 2018

¿Invasión o Panmixia?

Desde que Homo sapiens salió del Serengeti en el África sigue moviéndose por el mundo. Estos desplazamientos nos han llevado a adaptarnos a las condiciones de nuestras nuevas residencias. En América somos intolerantes a la lactosa, las vacas no viajaron por el estrecho de Bering, en Europa son muy sensibles a los rayos solares, en África los genes que producen anemia falciforme defienden del paludismo. La disponibilidad y calidad de la alimentación y la adaptación a las enfermedades han determinado nuestras digestión, costumbres y culturas.  

¿Podemos hablar de razas humanas? No hay diferencias genéticas humanas que justifiquen su existencia. El concepto de raza fue creado por la colonización europea. Desaparece lentamente de nuestras culturas aunque la resistencia al cambio, el racismo, llena las primeras planas.

Hemos llenado el mundo con una población superior a los siete mil millones. Seguimos creciendo y moviéndonos por el planeta. Migramos por razones climáticas, falta de alimentos o agua, enfermedades y en los últimos siglos por guerras, discriminación y persecución religiosa o racial. Migramos sobre todo porque buscamos los recursos que nos den sustento y seguridad. No hay barrera que detenga el movimiento humano.

Las noticias tienden a tratar las migraciones humanas del siglo XXI como hordas invasoras apocalípticas. Trump nos acusa a todos  afuera de su muro mental de ser lo peor del mundo; además acaba de reducir de 45 a 30 mil el número de refugiados que serán aceptados en los Estados Unidos en 2019 (de México ni hablamos los poquísimos refugiados que aceptamos son presumidos como muestra de gran humanismo ¿volveremos a ser el refugio de perseguidos que nos ganó respeto internacional?). Las protestas racistas y antimigrantes europeas temen que las migraciones sean el fin de la civilización judeo-cristiana a mano de musulmanes africanos;  en Myanmar los musulmanes Rohinyá son expulsados a Bangladesh por sus creencias.

¿Cómo nos ayudan las migraciones? Nuestra especie crece explosivamente, somos  ejemplo de libro de texto sobre  dinámica poblacional.  En el crecimiento de las poblaciones existe una condición difícil de alcanzar, la panmixia. En panmixia todos los organismos en edad reproductiva tiene la posibilidad de reproducirse con cualquier otro miembro del sexo opuesto. Esto asegura que el intercambio genético se maximice, permitiendo que las mejores adaptaciones se distribuyan en la población. 

Existen dos problemas para cumplir esta condición, una insuperable es el tiempo. No todos los individuos están en edad reproductiva al mismo tiempo. El segundo problema es que no todos los individuos reproductivos tienen la misma probabilidad de encontrarse para reproducirse.

Las migraciones son y han sido el mejor mecanismo que tenemos para acercarnos a la panmixia. Cuando individuos adaptados a condiciones locales diferentes se reproducen resulta en la dispersión de genes en una población más amplia que de la que proceden. 

Dejemos atrás nuestros prejuicios culturales contra los otros que no son tan diferentes de nosotros pero que tiene mucho que enseñarnos de formas diferentes como hacer y entender nuestro medio. Bienvenida la panmixia Siglo XXI.