Wednesday 30 December 2009

La UNAM, Estado dentro del Estado

La histórica, reconocida y premiada Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) recibirá en 2010 un presupuesto anual de 23 mil 739 millones de pesos. Así, el rector de la UNAM, el Dr. José Narro Robles y su junta de gobierno cuentan con un presupuesto anual significativo del cual disponen para promover la educación superior, la investigación y, por lo tanto, la cultura que ellos consideren mejor representa a la universidad y las necesidades del país.
No sólo eso, la UNAM cuentan con la infraestructura, el poder político y la influencia social para poder confrontar las posiciones y políticas de los poderes de la unión, la industria privada, el clero o cualquier otro componente de la sociedad que vayan en contra de una cultura abierta o de los intereses particulares a la UNAM.
Todo indica que aunque este presupuesto no es suficiente, la UNAM logra avanzar en sus metas académicas y culturales. Una historia similar, pero con menor prespuesto y sin autonomía, es la que se da cada año en muchas de las instituciones de educación superior del resto del país.
La UNAM ha creado, a través de sus cientos de miles, o tal vez millones, de graduados, una red extensa que permea a otras instituciones académicas, la industria privada, las instituciones de la sociedad civil y la burocracia de todo nivel y en los tres poderes del gobierno. Hay secretarios de gobierno, legisladores y jueces, industriales, choferes de taxi, taquerosq, médicos, enfermeras y todo lo que se te ocurra, graduados de la UNAM. Los graduados de la UNAM llevan a lo largo de su vida profesional el sello de su alma mater.
Este sello da lugar a que la palabra del rector, la junta de gobierno, los directores de facultad o los investigadores y las comunicaciones que salen de las muchas dependencias de la UNAM sean tomadas en cuenta por los egresados, sus círculos de convivencia y el público general que reconoce a la universidad como un centro de conocimiento y opinión fundamentada. Dada la cantidad de graduados la influencia y presencia de la UNAM es muy fuerte.
¿Qué pasa en tiempos como los corrientes? Tiempos en los que hay un choque fuerte entre el concepto de la cultura que promueve la UNAM e instituciones similares y los gobiernos panistasy priistas que muestran un desprecio claro hacia la cultura nacional, a menos que sea el estereotipo fácil del indio pobre y bueno.
Supongo que el gobierno se siente y sabe amenazado por tener entre sus servidores públicos a muchos que o intuyen lo perverso de las políticas panistas sobre la cultura o creen mas los lineamientos salidos desde la UNAM que en las políticas del gobierno a quien sirven. Es difícil que la UNAM albergue a suficientes académicos de corte gubernamental y se alíe con los gobiernos actuales. Los gobernantes se dan cuenta de esto y ha buscado una solución dentro del gobierno mismo.
Sin lugar a dudas esta compenetración de la UNAM en el gobierno causa un conflicto de intereses en los exalumnos que ahora trabajan para un gobierno con el que posiblemente no simpatizan. Esta situación no crea conflictos a la UNAM, pues tiene asegurada información de primera mano y el retraso de políticas contrarias a los intereses de ella o de la cultura en México.
La situación no es simétrica para el Estado. Bajo el esquema de autonomía universitaria, quienes trabajan para la UNAM ni rinden cuentas ni obedecen al gobierno en turno.
Los gobiernos neoliberales de México, desde Carlos Salinas de Gortari hasta el presente han buscado una solución a este conflicto entre las políticas de gobierno (que no de estado) y los conceptos universitarios. La principal medida ha sido neutralizar la influencia de la UNAM en los mandos medios y superiores de la burocracia. Han subsituido a gran parte de estos mandos con graduados de instituciones mas afines a su ideología como son CIDE, ITAM, IPAM, UIA o, incluso, el ITESM. Sin estos mandos e intelectuales los gobiernos se verían imposibiliados para armar y defende sus políticas económicas y sociales.
Existe un conflicto permanente entre la UNAM y los gobiernos neoliberales, a pesar de que algunos de los notables de la UNAM pueden simpatizar mas con el gobierno que con su alma mater. Pero incluso estos últimos comprenden la necesidad de una voz crítica fuerte en un país cuyos gobiernos se rehusan a llevar el país a una independencia económica y de conocimiento.
Aún cuando los intereses generales de un gobierno fueran similares a los de la UNAM, no dejaría de haber un conflicto entre ambas partes. Pero sería un conflicto mas sano que el actual en el cual la UNAM y otros centros de conocimiento tienen que correr a gran velocidad para quedarse en el mismo lugar.
A la gran y poderosa UNAM se le olvida, o aparenta que se le olvida, que no está sola en el juego de crear cultura y civilización en México. Además de las variopintas universidades estatales, con diversos grados de autonomía, existen otros sistemas de educación superior e investigación de impacto nacional o regional. Los centros CONACyT , el IPN y la UAM juegan un papel importante en la educación superior y la investigación. Ninguno de estos tiene el presupuesto o la autonomía de la UNAM, pero aún así contribuyen significativamente a la investigación.
En muchos aspectos la UNAM es un caso único en el país. La relación de otras instituciones académicas con los gobiernos no son iguales, basten dos ejemplos recientes. Tanto la UAM como el IPN tienen, respectivamente, a un Rector y una Directora General que fueron seleccionados por el Felipe Calderón mas por su experiencia en los gobiernos neoliberales y el sector privado que por su desempeño académico, sin que este último sea despreciable. Sin lugar a dudas estas designaciones tienen mas que ver con la visión del gobierno de la posible utilidad de la educación superior y la investigación, que con una política científica de estado o con la autonomía académica necesaria para el crecimiento de la cultura en México.
El estado paralelo de la UNAM debe colaborar abiertamente con sus aliados naturales no sólo para el mejor uso de su peso en el país, pero también para mantener una perspectiva clara de la realidad nacional multifacética.

Monday 7 December 2009

¿A donde va la Ciencia?

Es claro para quienes trabajamos en las ciencias en México que el país no tiene una política sobre la ciencia, su sabor o su tendencia. Cada sexenio presidencial surgen, o no, ideas diferentes (no necesariamente nuevas u originales) sobre qué papel pueden jugar la investigación científica y la educación superior en el desarrollo de la sociedad.
En México, no existe una política de nación, y vale la pena preguntarse: ¿cómo ha sido el trato de la ciencia en México? A través de la transición de un sistema unipartidista del PRI a un gobierno que se enfrenta tanto a cámaras legislativas federales como a gobernadores, podemos comparar el trato dado a la investigación científica. Durante los gobiernos priistas se entendió que financiar la actividad científica tenía dos papeles en la sociedad mexicana: mantener a una clase inteligente e inquieta entretenida con sus juguetes favoritos, con poco tiempo y sin ideología convincente para organizarse políticamente y dar una imagen de país en desarrollo esforzado por crear ciencia y tecnologías propias. Esto último es bien visto por los diferentes bancos internacionales que nos ayudan a endeudarnos como en cualquier tienda de raya.
Los gobiernos panistas, acostumbrados a ser oposición y no proposición, están aprendiendo a gobernar a tontas y locas sin un proyecto claro de país. Estos gobernantes, entrenados a pensar como industriales o inversionistas, pero no necesariamente empresarios, tienen una agenda de gobierno limitada por sus percepciones conservadoras y limitando a lo que debe ser el México del siglo XXI.
​ Como industriales sin un plan empresarial de investigación y desarrollo, están acostumbrados a importar los modelos económicos e insumos que se necesiten y no se produzcan aquí. Este es un factor comun entre los gobiernos y legisladores panistas que se dicen defender los intereses y el bienestar de la nación.
Como consecuencia de no tener un plan y adquirir fuera del país lo que necesitan para su desarrollo, no han sabido que hacer ni con la educación superior pública ni con la investigación científica. Estas actividades tradicionalmente son patrocinadas por los gobiernos tanto como una forma de superación social, como por el ideal de una autosuficencia razonable de productos y conocimientos. Esta yuxtaposición ideológica les causa un dilema, pues la investigación y la educación son parte del gobierno e indicadores de desarrollo, pero va en contra de los principios prácticos de dependencia.
¿Cómo han solucionado este dilema los dos presidentes panistas? Vicente Fox desvarió entre ignorar el problema y tratar de poner a la venta o cerrar centros federales de investigación sin el prestigio de los centros CONACyT. Tanto los Centros Regionales de Investigación Pesquera (CRIP) como el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) estuvieron a punto de venderse como centros a privatizar o cascarones para ocupar. Los directores de CONACyT del gobierno de Fox pasaron sin pena ni gloria.
El gobierno actual es más proactivo en demostrar su desprecio y desconocimiento de las labores de investigación y educación superior. El titular del CONACyT Juan Carlos Romero Hicks ha sido muy claro en su actitud. Primero nos hizo saber que la ciencia no es relevante para el desarrollo de México, la pobreza, la inseguridad y la legalidad han sido prioritarias. Jamás se le ocurrió que la investigación científica sirve para resolver estos y muchos problemas más. En una segunda visita a Baja California del Sr. Romero Hicks nos vino a preguntar como se deberían resolver los problemas administrativos de la ciencia. Quiero suponer que el fue contratado por que tenía experiencia similar, fue rector de la Universidad de Guanajuato (ahora autónoma) o por que era capaz de desarrollar un buen plan de administración de la ciencia en México.
Ahora el gobierno ha decidido que tal vez la investigación y la educación pueden cumplir un papel no diferente del que este cumple en el país. Trabajar no para la nación, no para el bien social, sino para la industria ¿nacional? de forma que la industria y pocos mas reciban los beneficios de un sistema de investigación y educación superior pagado por todos los mexicanos.
No sólo la nueva ley de Centros Públicos de Investigación y la Ley de Ciencia y Tecnología apuntan en esa dirección. Los nuevos estatutos de personal académico que todos y cada uno de los centros CONACyT deben adoptar en 2010 apuntan a que debemos procurar trabajar estrechamente con la industria (vinculación en el dialecto de la burocracia CONACyT) para ser meritorios de las recompensas que trabajar para la industria trae. Los programas de ciencia básica, fondos mixtos con estados o fondos sectoriales con otras secretarías perderán importancia en cuanto no favorezcan a la industria.
Esta política federal explica los nombramientos por parte del C. Presidente Felipe Calderón Hinojosa del nuevo rector de la UAM, el Dr. Enrique Pablo Alfonso Fernández Fassnacth y de la nueva directora general del IPN, la Dra. Yoloxóchitl Bustamante Diéz. Lo nombramientos tienen dos características comunes. Ambos (nótese que no son cuatro) sirvieron al gobierno federal en la SEP y han trabajado para la industria. Estas características nos dan una señal muy clara de como entiende este gobierno a la educación superior y la investigación y cual es su tendencia hacia estas dos tareas. Podemos suponer que las renovaciones o nuevos nombramientos en instituciones de investigación y de educación superior con injerencia federal tendrán cuando menos una de las dos caraterísticas de los directivos arriba mencionados.
¿Que consecuencias traerá esto a la investigación, la ciencia básica y el desarrollo del país? La mas obvia es que la industria tendrá un departamento de Investigación y Desarrollo muy barato. La plana física y los investigadores ya existen, los industriales simplemente tienen que decir que problema les gustaría resolver y pagar barato por ello. Pero deben convencerse que esto es mejor que importar ciencia y tecnología.
Otra consecuencia es que habrá dos tipos de investigadores los que quieren y pueden trabajar para la industria y los que no quieren o pueden trabajar para la industria. Una vez mas, las prioridades de investigación estarán determinadas más por las necesidades a corto plazo de un gobierno y sus aliados, que por necesidades a largo plazo del país como la pobreza, la inseguridad y la ilegalidad.