Wednesday 22 January 2014

¿Influenza habemus?

En estas fechas todos tenemos cuando menos un conocido que presenta fiebre, tos, garganta irritada, nariz suelta, dolor de cabeza y cansancio. Nuestro conocido debería estar en cama, pues puede llevar consigo una enfermedad contagiosa, influenza A/H1N1, o cualquier otro virus estacional de gripe Si el enfermo se descuida puede acabar con infecciones en senos y oídos, bronquitis, pulmonía; en casos extremos y raros pueden llegar a morir. El 90% de estas muertes ocurren en personas de más de 65, aunque el virus actual parece ser particularmente agresivo con personas de 35 a 55 años, especialmente si tienen problemas de salud como diabetes o sobrepeso.
Si conoces a alguien con estos síntomas o acabo de describir tu cuadro clínico, haznos un favor, manda al individuo enfermo a casa para que se cuide, se cure y, sobre todo, no esparza la enfermedad. Cada año mueren de cientos a miles de personas por influenza; en casos extremos ya sea por la virulencia de la enfermedad o hacinamiento, la enfermedad puede convertirse en una epidemia y matar a partes significativas de una población.
La influenza no es una enfermedad nueva, el primer registro del virus H1N1 es el de la influenza española de 1918, aunque podemos suponer que hubo otras epidemias. El virus de influenza A/H1N1, se detectó por primera vez en 2009 cuando se convirtió en pandemia global; se ha vuelto uno de los virus de influenza estacional más comunes. Esperamos que la pandemia global no se repita, pero para eso tenemos que tomar precauciones. Éstas van de lo personal a medidas de salud e información públicas.
Los virus son agentes infecciosos muy pequeños con diámetros entre 20 y 300 nanómetros, un nanómetro es la milmillonésima parte del metro. Poseen información genética que no son capaces de interpretar para reproducirse, por lo que invaden células vivas, donde los mecanismos celulares los reproducen, esparciendo la infección dentro del cuerpo. Los cambios genéticos en los virus, sus mutaciones, son los que determinan la severidad y especificidad de la infección. Los infectados se defienden con su sistema inmune generando anticuerpos que se adhieren al virus y neutralizan su capacidad infecciosa.
La forma más eficiente de prevenir enfermedades infecciosas es la vacunación. Las vacunas son formas debilitadas y no infecciosas del virus que provocan la formación de anticuerpos. Las vacunas fueron descubiertas antes que supiéramos que es un virus. En 1796 Louis Pasteur, tras un incidente que podemos calificar de serendípico, al darse cuenta que unos pollos tratados con bacterias de cólera debilitadas no presentaron la enfermedad cuando fueron reinfectados, desarrolló la primera vacuna. En 1885, tras pruebas en conejos, tomó el riesgo de vacunar al niño Joseph Meister contra el virus de la rabia. Ahora las vacunas son un agente preventivo seguro y común.
Nos acercamos a la parte alta de la temporada de influenza, así que esperamos que se puedan presentar casos en cualquier lugar. Ya las autoridades de salud nacionales los han reportado.  Entonces podemos preguntar: ¿Cuántos casos se han confirmado en Baja California? ¿Existe un número  suficiente como para declarar una epidemia de influenza? ¿Qué medidas precautorias debemos tomar como individuos y como población para minimizar los enfermos y las muertes? El gobierno de Baja California a través de su Secretario de Salud, el Dr. Miguel Osuna Millán (maosuna@baja.gob.mx), debe  informarnos puntualmente cuántos casos de influenza hay y en dónde. Ocultar la información sólo ayudaría a que la epidemia se propague. A su vez  muestra poco respeto por ciudadanos que debamos estar bien informados para tomar decisiones de como cuidar a nuestros seres queridos y a nosotros mismos.

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