El 3 de junio amanecimos en un país diferente. Nunca tantas personas habían ejercido su voto, nunca en la incipiente democracia mexicana había sido la diferencia tan grande entre el primer y el segundo lugar. Nunca antes hubo candidatas. Nunca habíamos tenido una presidenta. Esa madrugada teníamos ya una indisputable ganadora de la elección presidencial, Claudia Sheinbaum. Ya alcanzamos la madurez política de otros países que han tenido jefas de estado: India, Inglaterra, Argentina, Canadá, Chile, Islandia y Nueva Zelanda; seguro hay más países. La lista deberá crecer, las mujeres son la mitad del mundo.
Imposible pensar un fraude electoral cuando la proporción de votos en la elección presidencial es 2 a 1, hay mayoría calificada de Morena y sus aliados en la Cámara de Diputados y quedaron cortos por dos o tres curules en el Senado para esa mayoría. En muchas otras elecciones estatales y locales Morena ganó con mayorías claras.
El adefesio que se hizo pasar por una coalición opositora no sólo se engaño en su unidad, cuando entre y dentro de los partidos hubo maniobras para mantener el poder, el registro, los privilegios y hasta el fuero para escapar acusaciones y juicios asociados a maniobras harto obscuras de diferentes líderes. También engañó al electorado haciéndolo creer que tenía la posibilidad real de, si no ganar las elecciones, si ser una oposición consolidada y madura. Con la mayoría abrumadora y la oposición desmembrada, la ciudadanía queda al garete y sin un mañana democrático y abierto.
La ausencia de una oposición organizada a todo nivel de gobierno debe preocuparnos. Una crítica honesta, atrevida, valiente y propositiva es la mejor, y posiblemente la única, forma factible de mantener racionales, razonables y sensatos a una presidenta y a un gobierno que ganaron por una mayoría abrumadora y, como todos, tienen una visión limitada del país.
Nadie, y menos sospechosa y descaradamente el Partido Verde Ecologista de México, abordó los temas ambientales durante la campaña. Si lo hicieron, las propuestas no llegaron a los boletines de prensa, las primeras planas, los noticiarios en vivo o las columnas de opinión de cualquier medio. La violencia en la ciudad y el campo, la pobreza, la sequía, el hambre, el cambio climático son temas ambientales. Ninguno de estos temas se resuelve considerando solamente su aspecto ambiental, tampoco se resuelve si se ignoran los aspectos y causas ambientales que los originan o resuelven.
Más de una vez se nos ha dicho que México es un país megadiverso, que su riqueza biológica es extraordinaria. ¿Por qué entonces no la aprovechamos más para crear riqueza material que reduzca la pobreza? La amenaza de la cites, la comisión internacional encargada de regular el tráfico de especies amenazadas, de prohibir el comercio de 3,148 especies si no se daba mejor protección a la vaquita, es una indicación de que si podemos vivir mejor a partir de nuestra riqueza de especies y nuestra biodiversidad. Una tarea pendiente para lograr esta riqueza es recuperar la autonomía de la conabio.
La violencia en campo y ciudad es explicada parcialmente por la desigualdad y la falta de oportunidades. En todo el mundo el campo se está vaciando y las ciudades sufren de sobrepoblación y colonias paupérrimas. El abandono del campo en México ¿es por falta de oportunidades? Seguro, pero porque no hemos dejado que sus habitantes las creen y no damos el apoyo necesario para que logren una vida sustentable. Las personas se mudan a la ciudad, pero tampoco dejamos que se creen oportunidades de autoempleo en la ciudad. Dos resultados importantes de esta tendencia es el crecimiento del empleo informal y del empleo por los cárteles de narcotráfico, el segundo empleador del país.
No podemos ignorar o menospreciar al ambiente, a la vida silvestre y a quienes viven de el. La agenda política de este nuevo gobierno debe considerar al ambiente para disminuir y revertir los problemas de pobreza, violencia y cambio global. Debe proponer una transición rápida para despetrolizar al país. No debemos aumentar nuestra contribución de gases de efecto invernadero si tenemos recursos renovables como sol, viento, mareas y corrientes marinas que lo deben substituir. Las consecuencias de liberar nuestra economía y nuestra vida del petróleo es disminuir el cambio climático y crear empleos sustentables al descentralizar las fuentes de energía.
¿Podemos forzar a los gobiernos que tenemos a crear un mañana sustentable?