Quien escribe para vivir, no sólo
cuenta con la inspiración, también tiene un método y unas
condiciones que le permiten juzgar la calidad de su obra y la de
otros. Como consecuencia, tenemos escritos que tratan de como, porqué
y cómo se escribe. Conozco cuatro de estos libros que han ayudado a
mi cultura literaria.
Fernando Vallejo, colombiano
nacionalizado mexicano, famoso por La Vírgen de los Sicarios,
trata en Logoi: una gramática del lenguaje literario de las
sutilezas del lenguaje escrito. Es un libro para escritores y quienes
que quieran dedicarse a escribir bien.
Vladimir Nabokov, brillante escritor en
Ruso e Inglés, excelente lepidopterólogo y jugador de ajedrez,
famoso por Lolita, obra de la que mas se ha hablado de lo que
se ha leído, analizó una de las obras fundamentales de la
literatura universal, Don Quijote de la Mancha de Miguel de
Cervantes Saavedra. Sus clases en la universidad de Harvard en 1952
se basan en la lectura en Inglés de la obra. Nabokov no entiende por
que en el Quijote la crueldad, ficticia, se da con tanta facilidad;
desaprueba de este comportamiento cruel. No se acuerda o no reconoce
de que están hechas las comedias, violencia que por absurda no es
violenta. La otra lección es que Nabokov se toma demasiado en serio
como para disfrutar una gran obra mas cercana a la Comedia Española
del Siglo de Oro o la Comedia dell'Arte italiana que de las novelas
del Renacimiento Maduro. Tampoco parece creer que hubo pérdidas de
las sutilezas del Quijote durante la traducción.
Mario Vargas Llosa, peruano, mejor
conocido por Los cachorros escribió García Márquez:
historia de un deicidio, un análisis, largo, profundo e
interesante sobre la ficción de Gabriel García Márquez. Aunque
Historia de un Deicidio se centra en Cien Años de Soledad,
relacionándola con las historias que la anteceden y explorando sus
conexiones entre todas estas dibujar el mundo de Macondo. La creación
de Garcia Márquez lo convierte en un deicida, mata un dios para
crear su propio mundo. Historia de un deicidio es una ventana diáfana
a la literatura del boom latinoamericano.
Julio Cortázar, para mi el primer
latinoamericano del boom, dió clases de literatura en Berkeley en
1980. Las clases fueron grabadas y convertidas al libro Clases de
Literatura. Durante estas pláticas, con sus sesiones de preguntas
y respuestas al final Cortázar habla de la creación en la
literatura, basándose en su propia obra. Nos enteramos como escribía
sus cuentos, como esferas, cerradas sobre si mismo.
La noche boca arriba, uno de mis
cuentos preferidos, fue el resultado de un accidente y sus sueños.
De los cuentos pasa a sus Historias de Cronopios y Famas, obras
lúdicas escritas en un período breve. Habla, con gran detalle, de
Rayuela, una forma nueva de hacer novela que cautivó a una
audiencia mas joven que la esperaba, una audiencia que busca. Para
Cortázar El Libro de Manuel es una intersección entre la
literatura y la realidad latinoamericana de los 70's una combinación
latinoamericana de dictaduras, la escuela de economía de Chicago y
la horripilante violación de los Derechos Humanos. El Libro de
Manuel no traiciona la creatividad pero tampoco a los ciudadanos o
la realidad. Cortázar acaba tocando un tema difícil en nuestra
literatura, el erotismo. Vislumbra como cruzar esta barrera, sin duda
resultado de varios siglos de la “Santa Inquisición” para que se
pueda escribir (y leer) de y sobre erotismo sin ruborizarse.
Las Clases de Literatura de Julio
Cortázar son una lectura obligada para entender mejor nuestra
literatura.
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