Que hubo.
En 2022 tuvimos dos conferencias de las partes (COP) una en Sharm el-Sheikh, Egipto sobre Cambio Climático y otra en Montreal, Canadá sobre biodiversidad. Ninguna de estas fue un parteaguas en la mejora del ambiente o la protección de la biodiversidad. En la de cambio climático había más representación de la industria petrolera que países presentes. En la de biodiversidad se manejó la frase de naturaleza positiva sin que se entiendiera lo que quiere decir. En una encuesta informal se interpretó como “restauración de tierras”, “menos ambición material, menos consumo”, “destruir todo y plantar unas pocas cosas al lado”, “un aumento en la biodiversidad y variación en vez de una pérdida negativa” y “no tengo idea”. Con esta ambigüedad las grandes economías y compañías pueden decir que son de naturaleza positiva para lavarse la cara y evadir responsabilidades. También pueden estas tomadoras de decisiones—para ellas y el resto— acusar a cualquier país de no ser pro naturaleza positiva y negar la ayuda necesaria para resolver problemas ambientales y humanos creados por las grandes economías.
Más cerca de casa creo que Energía Costa Azul (Sempra) está cambiando su estufa —la regasificadora, que convierte el gas licuado en gas para mandarlo a California, por un refrigerador —que licuaría el gas proveniente ¿de Texas? para exportarlo en barcos tanque. ¿Se corren los mismos riesgos con la estufa actual y el posible refrigerador? La compresión de gas es más complicada que su evaporación . Supongo que los riesgos cambian. ¿Qué saben los tres niveles de gobierno y no nos han informado? ¿Qué deberían saber e informarnos?
Que viene.
Se publicaron en la Gaceta Parlamentaria dos textos diferentes sobre cambios a la Ley de Ciencia y Tecnología. El primero es la Ley General de Ciencia y Tecnología e Innovación, del bloque opositor. Entre los firmantes están Romero Hicks —que hizo lo posible por desmantelar al CONACyT— y Quadri de la Torre —para quién el ambiente es un negocio. El segundo es la Ley General en materia de Humanidades, Ciencias, Tecnología e Innovación promovida por el Poder Ejecutivo con sello CONACyT/4T. Apenas empecé a leer la exposición de motivos de la segunda, es propaganda sin ton ni son. Comentaré ambas en el futuro. Entre estas dos visiones debería surgir un debate parlamentario profundo. Será una hoguera de vanidades con discusiones yermas.
En el Senado, Movimiento Ciudadano y el bloque independiente presentaron la “iniciativa con proyecto de decreto por el que abrogan diversas leyes, se reforma la ley federal de responsabilidad ambiental y se expide el código nacional de protección al ambiente reglamentario del párrafo quinto del artículo 4o y 27 constitucionales y de los tratados internacionales en los que el estado mexicano es parte en materia de ambiente sano…”. Son más de 400 páginas, comentaré en más detalle en otro futuro. Puedo decir que sus definiciones son ambiguas y limitadas, mal augurio.
Por hacer.
Dr. Strangelove or Hiow I learned to love the bomb |
No podemos confiar que los tres niveles de gobierno, las agencias internacionales o
las grandes compañías trabajen para revertir el cambio climático y defiendan ambiente y biodiversidad. Nos toca presionarlos. También debemos cambiar nuestra forma de vida para reducir nuestra huella ambiental. Nadie lo hará por nosotros; no serán las grandes compañías que siguen vendiendo envases con pocas posibilidades de reciclado. Nota al pie: una estudiante canadiense de educación media desarrolló una botella comestible.
Insistamos que nuestro futuro no está en los combustibles fósiles, está en la energía renovable adaptada al ambiente local. Invirtamos en energías alternativas, formemos personas que puedan ganarse la vida trabajando en estas.
Separemos nuestros deshechos para que no sean basura y sean aprovechables. Reduzcamos la huella de los tiraderos legales y clandestinos, junto con sus lixiviados y enfermedades.
Las leyes, normas y reglamentos que medían nuestras relaciones con el ambiente deben promover el desarrollo sustentable y permitir que los dueños de los recursos vivan de ellos. Las leyes propuestas deberán cumplir esta meta.
La relación entre las humanidades, las ciencias y las ingenierías es tensa. Ninguna tiene toda la verdad o todas las soluciones. Tienen necesidades e intereses diferentes y presupuestos que nunca alcanzan. Unificarlas con una ley es forzar una relación que no remedia las discriminaciones percibidas. Necesitamos un diálogo abierto, público y permanente que nos permita crecer.
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