Recuerdo el trabalenguas de r con r
cigarro, r con r barril, rápido corren los los carros cargados de
azúcar del ferrocarril. Todo un reto para los primeros años de
escuela, tanto por la memorización como por sus aliteraciones. Ahora
las R se usan también con otros propósitos. Como mencioné en la
primera entrega, el camino a la sustentabilidad esta poblado por tres
R en el uso y aprovechamiento de servicios, bienes y recursos:
Reducir, Reusar y Reciclar. Hace una semana di algunos ejemplos de
como reducir nuestro consumo. Hay muchas mas formas de reducir, sólo
limitadas por nuestras inciativa, creatividad e imaginación. Reducir
es el paso mas importante de las tres R, por que al reducir el
consumo, libera la presión de uso, permitiendo una distribución mas
equitativa, ayudando a lograr la sustentabilidad.
La sustentabilidad implica que
garantizamos que existirán bienes, recursos y servicios para las
generaciones futuras. No podemos olvidar que los recursos y los
servicios, que después convertimos en bienes de consumo, se derivan
de la naturaleza y sus procesos. Sin la fotosíntesis, la conversión
de luz solar y dióxido de carbono en planas, no tendríamos ni los
ecosistemas de hoy, que nos proveen de alimentos y recursos, o los
del pasado, de donde ahora extraemos combustibles fósiles y
diamantes. Compartir recursos con la naturaleza trae beneficios a
todos. Un ejemplo que hace muy evidente el punto es la reciente
liberación de agua fresca en el delta del río Colorado. Este flujo
reactivó ecosistemas que no se habían visto funcionar completamente
en lugares como el Golfo de Santa Clara o el estero de El Doctor.
Reusar no es reducir. Mientras que
reducir es disminuir nuestro consumo de bienes, servicios o recursos,
reusar es dar un uso similar o alternativo a un bien o a un recurso
que ya poseemos o que una vez en nuestras manos podemos utilizar para
un nuevo fin. Reusar tampoco es reciclar, pero he notado que son los
dos términos que mas se confunden al hablar de ellos. Reusar
generalmente implica que el material no se mofidica o la modificación
es mecánica y mínima. Por ejemplo, no es difícil reusar las
botellas de PET para usarlas una y otra vez en el consumo de agua.
También es convertir llantas viejas de autotransporte en paredes y
retenes para prevenir la erosión o el desgajamiento, o en columpios
y macetas de jardín. Reusar es convertir las latas en regaderas
para jardín, decoraciones de casa o juguetes.
Un reuso muy redituable, que las
mujeres de comunidades como Bahía de los Ángeles han implementado
como industria artesanal, es el producir bolsas de mano y carteras
para mujer a partir de envolturas metalizadas de chicles, chocolates
y otros alimentos, incluyendo comida chatarra, o de anillos de latas
de aluminio. Esto es una reconversión de basura en productos que se
cotizan muy bien. Ya se pueden ver algunos de estos productos en
tiendas departamentales dentro y fuera del país.
Reusar ya es parte de nuestra vida, no
tiramos un par de calcetines después de su primer uso y la vajilla
de la casa no se cambia con cada comida. Aunque sea un gran esfuerzo,
mental, lavar la vajilla, es mejor que el uso de platos de cartón o
plástico que acabarán en el relleno sanitario.
El reuso de materiales y recursos es
parte de nuestra vida, pero con el exceso de botellas y otros
contenedores de plástico, vidrio o aluminio en la vida diaria, el
reto es poder reusar aquellas cosas que no podemos reducir en nuestro
consumo, para dejar como última instancia reciclar.
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