En la
labor diaria de la expresión de ideas y palabras, en las dudas de la
escritura , en la definición del concepto y la precisión de nuestro
pensamiento acudimos constantemente a una fuente autoritativa que
aclare nuestras dudas: un diccionario o alguna de sus versiones siglo
xxi, como puede ser wikipedia
o una consulta directa a través de Google.
Para los que
utilizamos el Diccionario de la Real Academia del la lengua, el RAE,
nos encontramos con una página en la red reflejo de la academia
misma. Está llena de grandes esfuerzos para que hagamos una
consulta, pero la consulta no es sencilla. ¿Debo buscar en el
diccionario mismo? ¿Debo ir al de panhispánico de dudas? Una vez
superada esta prueba, surge la pregunta de que tan actualizado está
el diccionario. La respuesta es clara, en cuestiones de palabras
aceptadas por la Real Academia de la Lengua, estamos ante una
situación anacrónica. Todos tenemos la capacidad de inventar
palabras, que se vuelvan de uso común es otro problema y que sean
aceptadas al diccionario es un problema aún mayor. Palabras que
incorporamos a nuestro lenguaje, o que necesitamos utilizar para
expresar un concepto, no están aprobadas, no que no existan, las
usamos, pero con la RAE no vamos a lograr uniformidad. El que diga
que “Limpia, Fija y da Esplendor” al lenguaje de ninguna forma
implica que se mantiene al día. Por ejemplo, Julio Cortázar
necesitaba expresar una idea e inventó la palabra encantatoria, que
abarca dos conceptos el de encanto como sortilegio y encantamiento
como el charm en Inglés. El mismo explica su significado en sus
clases de literatura impartidas en Berkeley en 1980, ahora
convertidas en un libro por Alfaguara.
En el RAE existen
palabras que han caído en desuso. Tal vez ya ni exista su
necesidad. Como piezas de museo y puntos de referencia de la
evolución del idioma, debemos conservarlas.
Los dos
diccionarios de lengua Inglesa que utilizo, el Webster's y el Oxford
English Dictionary (OED) se renuevan constantemente, buscan palabras
nuevas que se incorporan no sólo a la literatura. sino al lenguaje
técnico de las muchas ramas de la ciencia y tecnología que nos
rodean, como al lenguaje diario. Es posible no sólo encontrar
definiciones nuevas, sino también cuando aparecieron y como ha ido
cambiado su significado. También hay palabras que ya cayeron en
desuso, pero son las menos, ya que el lenguaje crece diariamente. La
única opción que tenemos de un diccionario mas vivo en Español es
el de María Moliner, con su diccionario de uso.
No conozco
diccionarios de otros idiomas, a excepción de haberme asomado un par
de veces al Larrouse illustrado en Francés, pero supongo que
encontraremos aquellos anquilosados, como el de la RAE así como los
mas dinámicos como Webster y OED.
Los lenguajes nacen
y crecen y mueren. Por ejemplo el griego y latín clásicos que se
usan en círculos académicos y teológicos persisten pese a todo.
Los lenguajes crecen por que inventamos nuevas palabras que
expresan mejor nuestros sentimientos y definen nuevas ideas u
objetos. En un mundo donde creamos mas conceptos y cosas a un ritmo
acelerado, nuestro lenguaje, al ritmo de la RAE, tardará algunos
siglos mas en llegar a los cambios que hoy vivimos.
¿Cómo nos
convencemos que debemos crear por consenso, uso y costumbre un
diccionario que vaya cambiando conforme cambia nuestro lenguaje y que
mantiene viva la historia del mismo? Sin una historia viva de la
Lengua nos quedaremos atrás en como expresar un mundo que cambia y
acabaremos en un Babel del Español al que la ideología de la RAE
parece llevarnos.