Monday, 3 October 2022

HacheDosO

Fundación Acquae
He dilatado la publicación de Musa Verde por dos razones de igual peso, la carga de trabajo y el tratar de escribir dos contribuciones al mismo tiempo (que cambian con noticias y lecturas). Dos temas vinculados por el cambio climático con conexiones e intercambios que apenas podré esbozar aquí, el agua y el carbon. No saldrán las columnas al mismo tiempo, aún no se cuál concluiré primero. Este párrafo introduce a las dos, el párrafo final también se repite. Ninguno de estos párrafos cierra ciclos, sólo abre oportunidades de reflexión y acción.


Los veranos del hemisferio Norte con el cambio climático nos siguen sorprendiendo por los fuegos y las sequías cada vez más intensos, prolongado y devastadores. También las tormentas de verano, los monzones y los ciclones (huracanes o tifones, depende donde se produzcan) son el tema de noticias cada vez más impresionantes por las inundaciones, los deslaves, la destrucción a propiedad y la muerte que causan. El tifón Noruny el huracán Fiona son los últimos fenómenos con consecuencias mortales, ya las oficinas meteorológicas nos avisan de nuevas tormentas en formación. Los costos de reconstrucción suben y la probabilidad de que las tormentas repitan o empeoren también aumenta.


Cuando tratamos de estas grandes tormentas hablamos de cantidades mensurables pero inimaginables de agua que caen sobre un pequeño pedazo del planeta que no tiene la capacidad natural o construida para absorber, aprovechar y dispersar. Todos estos sistemas son parte de los ciclos naturales del agua.


El agua es uno de los compuesto químicos más abundante del planeta y el más abundante en los seres vivos. La molécula de agua está formada por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno. La fórmula que todos conocemos H2O, poco nos dice sobre sus propiedades y su obicuidad. Tan grandes son las implicaciones del comportamiento de la molécula y de sus agregaciones (vaso de agua, glaciares, aguajes, gotas de lluvia, nubes, granizo, nieve, tormentas, mares y océa

nos) que se debate si hablar de H2O y hablar de agua (su agregación) es hablar de lo mismo o de dos cosas completamente diferentes.


El agua es un componente esencial de todas las células vivas del planeta y componente indispensable del metabolismo. Sin agua no puede sobrevivir la vida —hay sorprendentes excepciones de animales que pueden obtener agua de semillas y hay plantas en ecosistemas áridos que capturan neblina o condensan el agua de la atmósfera para sobrevivir. El resto de la vida necesitamos agua libre.


El agua es esencial para la vida en el planeta tierra, además la vida y la economía humanas dependen del agua dulce para sostenerse y crecer, debemos cuidarla porque tres cuartas partes del planeta están cubiertas por océanos, pero esa agua no sirve a animales y plantas terrestres o a las formas de vida terrestres.

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El agua contenida en presas genera electricidad a través de turbinas. Ahora nos damos cuenta del daño ecológico y cultural que han causado, pero siguen siendo una alternativa mejor que las plantas de combustibles fósiles y a la energía nuclear.


El agua no se distribuye homogéneamente sobre el planeta, su reparto es tanto un problema de justicia social como un reto de energía y tecnologías apropiadas. Con el cambio climático debemos reforzar nuestros esfuerzos para que pueblos y ecosistemas tengan acceso al agua.


La infraestructura de reparto de agua en las ciudades es una fuente de su desperdicio. Gran parte de esta instalación es vieja con problemas desgaste y con tecnologías anticuadas. La agricultura, que consume la mayor parte del agua en México, tiene sistemas de riesgo que desperdician el recurso. El sistema de riego por goteo es una de las mejores formas de combatir este desperdicio.


El agua y el carbono fueron los instrumentos de la tragedia de El Gabinete. La causa de la tragedia es la economía basada en la quema de combustibles fósiles y la ambición económica y política de unos cuantos a la expensa de todos. El pozo se inundó atrapando y enterrando vivos a los mineros, la esperanza de rescatarlos se desvaneció rápidamente ante la ineptitud, inexperiencia o indiferencia de dueños y autoridades. Es una tragedia que no se debe repetir. No sólo se necesita mejorar las condiciones de vida y seguridad de los mineros, también y, sobre todo, debemos abandonar la economía de combustibles fósiles por formas de vida sustentable.

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