Sunday 20 January 2019

Antropocénica del contrabando

El desarrollo sustentable requiere del compromiso, de la acción y de la supervisión permanentes (las prácticas que permitan la sustentabilidad no son siempre legales), no bastan los buenos deseos sino un gran trabajo de (auto)convencimiento basado en la idea de equidad.
Vivir de manera “sustentable” implica reconocer que el sacrificio es uniforme, tanto para quienes viven sin complicaciones como para quienes viven al día y se ven obligados a consumir lo único que pueden, aun cuando ello tenga repercusiones directas sobre el entorno. Ambos grupos de personas tienen expectativas de consumo emanadas de una economía basada en el consumo como razón de ser.
Las expectativas de consumo pueden satisfacerse mediante conductas ilegales, especialmente si las autoridades no satisfacen sus necesidades y no controlan los abusos de poder de ciertos actores (o peor aún, si forman parte de ellos).
En días pasados un grupo de pescadores atacó de manera agresiva al barco de la Sea Shepherd Society. El ataque se dio porque la tripulación del Farley Mowat ha estado levantando las redes de pesca en las que cae la Vaquita, mientras que los pescadores liderados por el Sr. Sunshine Rodriguez se dedican a la pesca ilegal de Totoaba: se trata de un acto de piratería castigado por leyes nacionales y tratados internacionales. La Totoaba un pez amenazado por su sobrepesca, ya que su vejiga natatoria, o buche, es apreciada en el mercado oriental como afrodisíaco, a pesar de ser ilegal e inefectivo como afrodisíaco. El precio en el mercado negro por el buche de Totoaba puede alcanzar los 20 mil USD en China. La motivación de los pescadores es tan grande que continuarán haciéndolo hasta que el recurso se acabe, perpetuando la economía de cambios súbitos.
Si los buches de Totoaba sólo pueden salir por el aeropuerto de Tijuana o el de Los Angeles rumbo al oriente, ¿será tan difícil que unos perros o personal entrenados encuentren este contrabando?
El contrabando de especies es uno de los negocios del mercado negro más redituables del mundo. No está lejos del de contrabando de armas, drogas o personas. Podemos suponer que todos estos están ligados y que hay complicidad a todo nivel de gobierno. No es posible que un negocio tan grande se dé completamente a escondidas. El contrabando de especies va acompañado de la muerte y destrucción no sólo de especies y ecosistemas silvestres. También hay personas que han perdido la vida oponiéndose a estas prácticas. Brasil, Colombia, Filipinas y México son, según Global Witness, los países más peligrosos del mundo para los defensores ambientales.  El contrabando de especies afecta no sólo la población de estas especies, también afecta los procesos ecológicos y el bienestar de los habitantes. El contrabando puede ser de plantas, bellas o medicinales, peces para ornato o fines supuestamente afrodisiacos como la Totoaba. Grandes o pequeños mamíferos, anfibios, todo lo exótico que el dinero pueda comprar. En todos los casos el denominador común es una extractivismo sin freno a fin de que quienes pueden pagar, tengan acceso a un recurso deseado.
Según la página web Mongabay, en México en 2017 fueron asesinados 15 defensores ambientales, en los primeros 10 meses del 2018 murieron 12. Las actividades económicas legales e ilegales amenazan la vida de quienes defienden el territorio. La ley debe ser un elemento de control, no una forma de status quo, como buscaba la Ley General de Biodiversidad propuesta en la última legislatura por el Partido Verde Ecologista de México (que no fue aprobada). Dicha ley solapaba la piratería, el contrabando de nuestros recursos y la marginación de quienes cohabitan con ellos, la mayoría pueblos originarios.
Sin una legislación que proteja y sin instituciones ni poblaciones conscientes que exijan, supervisen y vigilen el respeto a la vida de especies protegidas, el mundo será más pobre y nos alejaremos del tan deseado desarrollo sustentable. En el fondo, la biodiversidad no es una mina de oro, sino una estructura compleja de la que depende nuestra supervivencia.

Además, pido que se encuentre y castigue a los culpables intelectuales y materiales de los asesinatos de Miroslava Breach y Javier Valdéz y el secuestro de los 43 normalistas de Ayotzinapa. ¡Viva la Comisión de la Verdad!

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