

Las especies se extinguen por que mueren más individuos de los que nacen. La Vaquita muere ahogada en las redes de los pescadores y hay comida en nuestras mesas. Sin mejores artes de pesca, alternativas económicas para la conversión de pueblos de pescadores en comunidades con diferentes fuentes de ingreso y una conciencia nacional sobre las implicaciones ecológicas de la pesca la Vaquita se extinguirá.
Las leyes y normas mexicanas sobre artes de pesca no son respetadas por los pescadores; las autoridades no tienen la capacidad para ejecutar estas leyes. Además la demanda del mercado y la economía familiar del pescador exigen una ganancia máxima.
¿La Vaquita se extingue por que los pescadores son negligentes en sus tareas, o por exceso de demanda nacional y extranjera en un mercado pobremente regulado? ¿La solución es la restricción de la pesca, la conversión de las artes de pesca para minimizar la pesca incidental, la conversión de pescadores en turisteros o empleados y gerentes en hoteles de ecoturismo, la creación de granjas de camarón en la región o la explotación sustentable de otros recursos naturales en el área tanto en el golfo como en el desierto? Esto y más.
Dado el estado precario de la Vaquita es necesario prohibir la pesca en su habitat preferido. Esta no es buena noticia para los pescadores ni para las autoridades que usan los permisos de pesca como favores políticos.
No podemos ser la causa conocida de su extinción, aún podemos cambiar nuestros hábitos pesqueros y alimenticios para salvarla.
En su última propaganda televisiva Enrique Peña Nieto se olvidó de la realidad nacional y nos pintó un futuro venturoso. Los Cuarenta y Tres desaparecidos de Ayotzinapa no valen siquiera una disculpa, una explicación o buenos deseos. ¿Que habrá contado en la Casa Blanca de Washington? Peña Nieto nos debe una explicación honesta y convincente y la solución pronta de las desapariciones.
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