Godzila,
la pesadilla y metáfora nuclear mas conocida de la historia, ocupa
ya lugar importante
en la psique Humana desde finales del Siglo XX. Luego de su primera aparición
en pantalla en 1954 Godzila ha reaparecido bajo diferentes morfos en
películas, series
de televisión y comics. Godzila llegó para quedarse. En 2004, a sus
50 años Godzila
obtuvo una estrella en el Paseo se la Fama en Hollywood; también
tiene un monumento en Tokio.
Las
telenovelas son el género de programas de televisión mas popular en latinoamérica. México, perdón, Televisa que se cree digna representante de México, es la primera productora
mundial de telenovelas. Aunque podemos trazar las raíces de este
género a tragedias
griegas, la Comedia Dell'arte, el drama shakesperiano o el teatro del
Siglo de Oro
español, las telenovelas están lejos de ser arte. En la telenovela
han hecho y perdido
fama
muchos actores y de este género vive la mayor parte de los actores
del sector comercial
mexicano.
Las
telenovelas y Godzila tienen orígenes y públicos muy diferentes,
aún así tienen muchas
características comunes que comparten con la cultura de masas. Ambos
géneros tienen
estructuras de libreto y desarrollos altamente predecibles con alto
valor comercial. Toda
película de Godzila, u otros monstruos o desastres de genealogía
similar, empiezan en
un día normal y apacible, aparecen advertencias que sólo pocos
entienden. Luego inicia
el caos, que debe incluir la muerte de un personaje noble, el
surgimiento de un héroe
y testigo, una serie de escenas que llevan a la hecatombe y el final
en el que Godzila
desaparece.
Con
el transcurso de los años, al contrario de los humanos, Godzila se
ha vuelto mas flexible
en pantalla, mas gracias a la tecnología que a sus habilidades de
actuación. Los humanos
en pantalla no se han vuelto ni mas rígidos ni mas flexibles. Sin
importar quien aparezca,
vemos actuaciones acartonadas, predecibles y malas. En
las telenovelas, mexicanas, colombianas, venezolanas o de cualquier
otro lugar (que me
interesan aún menos que las películas de Godzila) también se
presentan situaciones predecibles
e imposibles. En las telenovelas, como en muchos cuentos clásicos,
la pobre adquiere
un príncipe azul, superando los imposibles vicios de aquellas que
por alcurnia se creen merecedoras del reino.
La
arqueología de los videos de telenovela mexicana nos llevarían a
una conclusión inevitable
pero errónea: la población mexicana está compuesta principalmente
por tez blancas
y cabellos rubios, en todo el territorio no hay personas morenas,
gordas ochaparras
que valgan ser representadas.
La
característica común, que demuestra fehacientemente la pobreza
actoral de Godzila y cualquier
personaje de telenovela es que jamas hablan, todo se resuelve a
gritos, o si eso falla,
lágrimas. Todos cuidan estar siempre limpios, así hayan acabado de
destruir Tokio o cruzado
una milpa hecha lodazal en medio de una tormenta. Lo poco que
diferencia a Godzila
de los otros actores es su mal aliento, peor que el de los dragones
de Komodo y
capaz
de degollar a cualquiera.
Al
final de la historia en ambos géneros se reestablece el orden y la
justicia para que la vida
pueda seguir su providencia. Todo cambia para que siga igual y el
ciclo se pueda repetir.
Ambas
fórmulas de producción son exitosas por que venden. Godzila vendeprincipalmente
entradas al cine y palomitas mientras que las telenovelas son
programas para
vender detergentes y demás víveres y enseres domésticos. Por algo
las telenovelas son
descritas como soap operas en el mercado de los Estados Unidos.
Godzila
y las telenovelas nos dejan con la opción dos reacciones honestas,
reír o llorar.
Prefiero
la primera, aunque no pueda evitar un atisbo de depresión.