Saturday 10 October 2015

Por amor al diésel

Vivimos en el siglo XXI donde la conciencia de los límites del planeta Tierra es parte de nuestra vida. Todos usamos bienes y recursos pero no de manera igual. La inquietud callada detrás de este uso desigual es hasta cuando y para quién son los recursos. La inequidad en la distribución de la pobreza es una desgracia soluble de nuestra vida cotidiana. Esta solución es la meta del desarrollo sustentable.

Hasta hace unos pocos años no se reconocía el trabajo de los activistas, ambientalistas y científicos que han dedicado su vida a la conservación del ambiente y la defensa de los recursos naturales. Todavía recordamos a Chico Mendes, defensor de los caucheros, asesinado en Brasil o el hundimiento del Rainbow Warrior de Greenpeace en Nueva Zelanda a manos de espías franceses. 

La defensa del medio ambiente es una actividad siempre necesaria, ahora ya también es respetable. El Banco Mundial tiene un fondo global para el ambiente y Al Gore, ex vicepresidente de los Estados Unidos, junto con el Panel Internacional para el Cambio Climático hicieron el documental "Una Verdad Incómoda" para ilustrar las consecuencias de seguir liberando a la atmósfera gases con efecto invernadero. 

El calentamiento global y la desigualdad social son producto de la concentración de bienes por unos cuantos, el 1%. Siendo optimistas pudiéramos creer que estos pocos están buscando el aprovechamiento sustentable de los recursos y el bienestar de todos; aunque estas utopías sólo existan en libros de texto no gratuitos sobre el capitalismo. La otra opción más congruente con el propósito del capitalismo y la realidad es que están disfrazando sus despojos ambientales y económicos para aumentar sus ganancias y crear el futuro que garantice su existencia. 

Volkswagen es posiblemente la fábrica de automóviles más reconocida en el mundo. Hasta ahora el reconocimiento ha sido producto de su capacidad ingenieril y su imagen como una empresa honesta con sus consumidores y cuidadosa del futuro y el desarrollo sustentable. Para gran sorpresa de todos Volkswagen modificó los programas de las computadoras de sus automóviles para que emitieran productos más limpios durante las pruebas de emisión de gases. Una vez superada la prueba las emisiones suben hasta 40 tantos el nivel registrado. Hay cuando menos ocho millones de motores contaminando así. 

Desde 2006 hasta 2014 Volkswagen México ha dado el premio "Por Amor al Planeta" donde a través de premios al trabajo por la conservación promueve la visión compartida "sobre la urgente protección y estudio de la naturaleza". Los recipientes son personas comprometidas con su trabajo y reconocidas internacionalmente. Todos ellos se encuentran en una encrucijada: renunciar al premio encarando a Volkswagen por su engaño y por utilizar a los premiados como bandera de una causa con la que la empresa no cumple o callarse y con su silencio condonar el engaño de más de ocho millones de motores diésel. 


A más de un año de la desaparición de los Cuarenta y Tres estudiantes de Ayotzinapa hemos recibido señales confusas de los gobiernos responsables de la investigación. No habrá una solución aceptable hasta que aparezcan los Cuarenta y Tres.


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