Las noticias de la autorización del uso de vacunas por oficinas gubernamentales contra SARS-COV-2 están creando sentimientos falsos de seguridad contra la pandemia. El virus causante de la Covid-19 no ha sido ni erradicado ni controlado y sigue mutando, habremos de perseguirlo por mucho tiempo. Continúa propagándose por poblaciones que ni mantienen la sana distancia ni usan un cubre bocas para romper la cadena de infección. Dos formas mucho más baratas de combatir la pandemia que hacerlo en la unidad de cuidados intensivos de un hospital donde cada vez alcanza menos el equipo médico para salvar a más personas.
Varias de estas vacunas requieren una o dos aplicaciones, algunas requieren una cadena de frío de -80C, un problema logístico grave, pocos sitios tienen congeladores de esas capacidades. Para otras las temperaturas de cualquier refrigerador casero, 4 a 8C son suficientes. Los habitantes de Rusia, Inglaterra, Estados Unidos y Canadá serán los primeros humanos en recibir la vacuna después de las pruebas en voluntarios. Todas han probado ser efectivas y serán usadas en la población. Son buenas noticias.
Suponiendo que las vacunas requieran una dosis doble y qué sólo es necesario vacunar al 80% de la población para contener y eliminar el virus necesitamos 9 600 millones de vacunas para controlar el virus y asegurar la inmunidad de rebaño que requerimos para controlar la pandemia.
Ya Pfizer bajó el número de producción de vacunas en el futuro cercano de 300 millones a 50 millones por falta de insumos para la producción. Quiere decir que sólo podrán vacunar a un doceavo de la proyección original, si el resto del sistema funciona. Podemos suponer que todas las compañías productoras de vacunas enfrentarán sorpresas durante su producción.
El problema de vacunar cuando menos al 80% de la humanidad no es trivial. Es un problema de logística y un reto de equidad y resultados científicos contra rumores infundados pero atractivos a nuestra desconfianza. Debe asegurarse a las diversas poblaciones sobre la seguridad de la vacuna y la nula probabilidad de la verdad los rumores que la anteceden. Toda vacuna tiene un riesgo para una pequeñísima parte de la población, y beneficios mayores que el riesgo. Estas vacunas fueron probadas en decenas de miles de voluntarios antes de ser liberadas. Las vacunas no producen autismo, la vacuna contra SARS-Cov-2 no tiene metales o chips que nos convertirían en antena receptora, o transmisores de información. Una consecuencia más probable de no vacunarse es morir.
La logística no es sólo la producción y distribución de la vacuna. También el entrenamiento de la forma de salvaguardar y aplicar la vacuna. Tendremos que producir miles de millones de jeringas desechables que serán residuos peligrosos. Tendremos que producir y distribuir los hisopos y el desinfectante que se aplica antes de cada inyección.
Los países que pueden desarrollar, producir y pagar vacunas serán los primeros en aplicarlas a sus ciudadanos. Si los caprichos del mercado corrieran su curso, sólo aquellos países o individuos que pudieran pagar quedarían vacunados.
Sabemos que el mercado y las acciones de la bolsa no son lo único que importa en la vida. La Organización Mundial de la Salud, bajo la dirección de Tedros Adhamon Gebhreyesusm, a pesar de los caprichos de Donald Trump, ha logrado armar un plan que garantiza acceso a las vacunas a todos los países. Este plan es el único que controlará e impedirá futuras pandemias de SARS-Cov-2.
Tener una vacuna no desaparece la pandemia. Vacunar individuos sí. ¿A quién? ¿Cómo protegemos a las personas más vulnerables?¿Cómo rompemos la cadena de infección? ¿Son compatibles ambos fines? La decisión en el resto del mundo es primero vacunar a las personas más vulnerables, personas mayores en casas de retiro. Les sigue el personal de hospitales y servicios de emergencia que atienden a pacientes infectados con SARS-Cov-2. En México el personal de salud de primera línea es la primer población vacunada. Les sigue el resto del personal de salud y mayores de 60 años, seguidos por grupos de edades más jóvenes. Estas estrategias salvan vidas en proporción al riesgo no sólo de infectarse, también de morir. En el caso de la vacuna los servicios médicos es por mantener el apoyo que todos los enfermos requieren. La estrategia no rompe la cadena de infección. Usar cubre bocas y mantener la sana distancia sí.
Los cubrebocas salvan vidas ¡Usa el tuyo!
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