El lobo fino de Guadalupe, Arctocephalus townsendi, es un pinnípedo, un mamífero marino con aletas en forma de pluma, carnívoro, pariente de lobos y elefantes marinos. Todos habitantes de mares mexicanos. El lobo fino ha estado cerca de la extinción tres veces del siglo XIX al presente. Su población se recupera y crece vigorosamente. Sin embargo la única población reproductiva se encuentra en isla Guadalupe lo que la hace vulnerable a cambios en el ambiente y aumenta su riesgo de extinción.
Considerando que esta especie endémica a México tiene es vulnerable, la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, CONANP, quiere protegerla a través del Programa de Acción de Conservación de Especies, PACE. Las especies que ya tienen su PACE son carismáticas y sus programas debieran proteger a otras especies supuestamente menos atractivas y su ambiente, pero este nunca es el caso.
Los problemas de conservación en México no se van a resolver sólo con programas sin apoyo económico suficiente, como es el caso no sólo para las especies dentro de la Norma 059 de SEMARNAT (NOM-059) o del PACE. Tampoco los van a resolver las políticas sin fundamento científico o fines de sustentabilidad, pero si con muchas ambiciones políticas del Partido Verde Ecologista de México. Va a ser el trabajo y la conciencia de cada uno de nosotros que haga de nuestro país un usuario sustentable de nuestra megadiversidad biológica.

El lobo fino de Guadalupe fue muy preciado y cazado por su piel y sus grasas, hasta que llegó a su extinción comercial. Su recuperación se debe más a lo remoto de su hogar, isla Guadalupe en el Pacífico, que a cualquier esfuerzo de conservación. Sin embargo es una especie que, como muchas otras más anónimas, requiere de atención y seguimiento. Hay un debate científico muy sano sobre que limita el crecimiento de su población. Se discute si las playas reproductivas de isla Guadalupe ya están saturadas y por lo tanto están recolonizando las islas San Benito. Sabemos poco, pero estamos aprendiendo de la prevalencia y mortandad de las enfermedades infecciosas en las colonias. Las aguas calientes de los años El Niño pudieran limitar la cantidad de alimento disponible; los lobos finos se alimentan de calamares en los primeros 30 m de profundidad. Tal vez compiten por alimento con la pesca del calamar. La resolución de estas incógnitas y de su importancia relativa nos ayudarán a dar forma al PACE.

La decisión más importante en la conservación de una especie, pero no la más popular, es determinar el número sustentable de organismos en una población. El PACE debe ayudar a encontrar ese número de lobos finos en aguas mexicanas.
La medalla Belisario Domínguez otorgada anualmente por el Senado de la República fue otorgada este año póstumamente a Gonzalo Rivas por haber prevenido un incendio en una gasolinera que pudo haber pasado a mayores. Sin duda un acto altruista, pero hoy el premio hace más que honrar. El que el incendio haya sido provocado durante una manifestación en apoyo a los Normalistas de Ayotzinapa condiciona el premio. Que la medalla se otorgue por el Senado es poner en duda las intenciones de la protesta. No apoyo ni tolero actos vandálicos, si cuestiono las intenciones no tan ocultas del Senado de disminuir así las culpas y consecuencias de todos los involucrados en el secuestro de los 43 Normalistas de Ayotzinapa.
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