
De la misma manera el planeta ha cambiado y cambia. Hay registros de los cambios naturales, el más reciente es la última glaciación hace unos 15 mil años. Los restos de esta época quedan en los mamuts fósiles de la franja costera y en los bosques de pino y encino en las sierras de Juárez y San Pedro Mártir.
Después de la Revolución Industrial en el siglo XIX los factores de cambio global ya no son naturales. A partir de ese momento requerimos grandes cantidades de energía para crear cada vez más bienes de consumo. Esta energía ha sido extraída del subsuelo en forma de combustibles fósiles. Primero carbón, después petróleo y más recientemente gas natural. Todos estos combustibles están formados principalmente por átomos de carbono e hidrógeno, que al ser quemados liberan energía, calor y, como principal producto de desecho, bióxido de carbono, CO2.

Ya en otras entregas hemos hablado de la necesidad imperante de disminuir la extracción y quema de combustibles fósiles y de buscar formas de capturar el CO2 de la atmósfera. Los programas de reforestación y de disminución de tala de bosques son una de las soluciones más sensatas a este problema. Sin embargo el clima está cambiando, el mundo se está calentando.
El mundo está cambiando y a una tasa muy superior a las tasas de cambio naturales que hubo en el pasado. Especies desaparecen porque no existen las condiciones atmosféricas apropiada o, con los cambios climáticos, existen en lugares lejos de la especie.

No olvidamos a los cuarenta y Tres desaparecidos de Ayotzinapa. Responsables: ¿donde están?
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