Las condiciones laborales del campo nunca han sido fáciles y pocas veces favorables a sus trabajadores. La situación en los campos agrícolas del Valle de San Quintín no es mejor que las de muchos otros peones (campesinos sin tierra) del resto del país y del mundo. Esta igualdad en el maltrato ni justifica su existencia ni tolera su permanencia.
La industria agrícola del Valle de San Quintín es casi seguramente insustentable. Poco sabemos de su administración y manejo del agua, pero lo más seguro es que la estén sobreexplotando, en las noticias de las últimas semanas es claro que los trabajadores agrícolas también son explotados.
Ensenada es el municipio más grande del país, ha habido varios intentos por fragmentarlo. El último intento, que buscaba crear el municipio de San Quintín, perdió en una votación ciudadana. No sé logró el Municipio, de lo cuál estoy agradecido. ¿Por qué?
Contrario a muchas opiniones fáciles que por razones libertarias, ecológicas, políticas, financieras y sentimentales, el que las comunidades del Valle de San Quintín sigan siendo ensenadenses, es algo que protege a la mayoría de sus habitantes.
Dadas las circunstancias laborales y sociales en San Quintín, no queda otra conclusión que comparar la situación actual con la sociedad porfiriana previa a la Revolución de 1910. Esta comunidad agrícola está formada por unos pocos terratenientes que controlan las tierras, los cultivos, el agua y la estructura social, una clase media pequeña que administra los servicios de la comunidad, desde la burocracia de los diferentes niveles de gobierno y bancos, hasta los de las compañías agrícolas y de acuacultura y una gran proporción de la población explotada y maltratada formada por las familias de los trabajadores agrícolas. No podemos ignorar ni a los pescadores, ni a los acuacultores, ni a los dueños de un sinnúmero de comercios y profesionales independientes.
Pese a que vivimos en el siglo XXI, más allá del centenario de la Revolución, el Valle de San Quintín está más cerca de "Al Filo del Agua" de Agustín Yañez que de la sociedad democrâtica a la que todos aspiramos. Un Municipio nuevo, que me atrevo a nombrar "Porfirio Díaz", sería condenar a la población de San Quintín a permanecer en un universo decimonónico. Pertenecer a Ensenada, un Municipio más amplio social, económica y geográficamente es una garantía, cuál débil y limitada, que mantiene abiertas las ventanas y los caminos de las comunidades de San Quintín que tanto buscan justicia y respeto a sus derechos.
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