Wednesday 29 June 2011

Kinetocómics

Una palabra monstruosa, como su realidad, híbrida y aparentemente oximorónica. La palabra kinetocómics surge de mi atención intermitente y somera a las pantallas de plasma en un vuelo y las pantallas de kinetoscopio (el tubo de vacío en el que se forman las imágenes de la televisión) en casas de mis parientes. Notaba que cada escena era corta, jamás llegaba a diez segundos y sin mucho sentido o actuación. Las escenas y los pocos movimientos de labios que presencié me recordaban mas a un cómic Marvel (http://marvel.com/, http://en.wikipedia.org/wiki/Marvel_cómics )que a una obra dramática como una tragedia griega, una comedia de Moliere, un juguete de Solana o una película de Orson Wells.
Los cómics son historias estereotipadas que van desde los libros de vaqueros de cualquier puesto de periódicos en la República Mexicana pasando por las tiendas especializadas de DC cómics hasta el cómic-CON International en San Diego (http://www.cómic-con.org/cci/), posiblemente la conferencia anual mas importante de cómics en el mundo. Los cómics se han vuelto parte esencial de la cultura del siglo XX y prometen ser uno de los pilares de la cultura popular dominante del siglo XXI.
¿Cómo pueden sobrevivir, cambiar o evolucionar los cómics en el siglo XXI? ¿Podemos ser testigos de su transformación y de su forma de entender y hasta transformar a la sociedad y al mundo? Ha mediados del siglo XX Umberto Eco en su libro Apocalípticos e Integrados hizo un análisis detallado de la función del cómic, su uso y papel en la creación o reforzamiento y transmisión de estereotipos, estilo de vida e ideología del Western Way of Life impuesto por la cultura popular de los EE UU y, en el mejor cinismo maquiavélico, desde las mentes de ideólogos, académicos y agentes de publicidad defensores y promotores del capitalismo mas descarado y salvaje.

Los cómics no están al alcance de todos
Como todo medio impreso, por grande que sea el tiraje de una publicación periódica: diario, revista o cómic, la audiencia está limitada por la red de distribución, por eso podemos argumentar que los cómics no están llegando a todo su mercado potencial.
La primera traducción o transferencia de los cómics a los medios ágrafos fue el cine y, mas especialmente, el cine de Hollywood. Basta revisar la cartelera de cualquier año para darnos cuenta de que los cómics se convierten constantemente en películas de alto costo de producción y, generalmente, grandes ganancias. Sin embargo este medio no tiene el alcance de medios de comunicación abiertos, como la radio o la televisión.
En México la búsqueda por esta audiencia cada vez mas amplia nos obliga a mencionar a Kalimán, un cómic clásico mexicano llevado a la radio mas popular del país. En las radionovelas la imaginación nos dibuja los personajes que el libreto, las voces radiofónicas y la música de fondo nos esbozan y transformamos a nuestro placer y entender.
El medio campeón de influencia y audiencia es la televisión. La televisión abierta sigue siendo la campeona de audiencias, pocos hogares electrificados en el mundo no tienen una televisión que es su ojo al mundo y su primera y tal vez única forma de interpretarlo. Dada la amplitud de la audiencia y las propiedades ágrafas de la televisión pudiéramos esperara que se parezca mas al medio impreso de mensaje mas sencillo que tenemos y del cual partimos hace rato, el cómic. En la televisión mexicana tal vez lo mas cercano a la funcionalidad del cómic, cualquier telenovela apoya el argumento, pero podemos abusar de ellas mencionando a Marimar (http://es.wikipedia.org/wiki/Marimar_(telenovela)).

The Good Wife, un cómic para el Siglo XXI
Si el cómic es una influencia dominante en la producción televisiva, podemos esperar que, por la influencia de los videos de MTV y su influencia en la producción y dirección de cine y televisión, la forma en que veamos los programas de televisión se parezcan cada vez mas a la forma en que leemos un cómic. El mensaje será sencillo y una imágen, un boceto nos llevará de la mano a lo largo de una historia absolutamente predecible que refuerza la idiosincrasia de la sociedad que lo creó.
Aquellas imágenes que presencié en un vuelo: rápidas, con poco diálogo, estereotípicas, rígidas y producidas a gran costo para aparentar naturalidad, pertenecen a una serie norteamericana televisiva, The Good Wife (http://www.globaltv.com/TheGoodWife/). Este programa ha sido premiado y alabado por su relevancia a la actualidad política norteamericana donde la característica mas apreciable y votable de un político en su pureza moral (hasta que se descubra lo contrario) y no sus habilidades políticas, su capacidad de compasión o su habilidad para escribir leyes, ejecutar acciones o convencer a seguidores y contrincantes.

No prestaba atención completa al programa, lo veía cuando volteaba o dejaba de leer o escribir, o abría los ojos después de un descanso. El sonido del programa era el que salía de las bocinas del avión y de los audífonos de mis compañeros de vuelo embobados por las imágenes o, quiero creer, siguiendo la trama. A pesar de todo esto, o tal vez por estas razones, me pareciá que estaba viendo mas un cómic en movimiento, un kinetocómic, mas que un programa de televisión. La impresión es que cada escena era una consturcción de pocos movimientos que culminaban en un gesto o un retrato, con un mínimo de diálogo. Poco faltaba para que en vez de diálogo pusieran una o dos burbujas con palabras, pero eso destruiría la virtud ágrafa del kinetocómic.
  Podemos esperar mas de este tipo de televisión en el que es mas importante como se cuenta la historia que la historia misma. Bienvenidos al cómic del siglo XXI.


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