Wednesday 12 July 2017

Sin embargo, París puede

La salida tan anunciada por Donald Trump de los Estados Unidos del acuerdo de París para la regulación de emisión de gases de efecto invernadero es una faramalla y una sarta de mentiras. Se ha gastado más tiempo y tinta en medios en publicitar la salida que en sus casi nulas consecuencias. Durante su campaña Trump prometió a sus seguidores cancelar el acuerdo de París, implicando que de un plumazo todopoderoso podía destruir el esfuerzo multinacional por hacer los esfuerzos mínimos para reducir la emisión de gases con efecto invernadero, principalmente el CO2. 

El acuerdo de París no es vinculante, no hay forma de obligar a las partes firmantes a cumplir sus compromisos de reducción de emisión de gases. Es un acuerdo en el que cada parte se compromete a cumplir sus compromisos sin que nadie más intervenga. Cómo ya se ha mencionado en muchos foros, abandonar formalmente del Acuerdo toma tres años. Eso no impide que el gobierno de los Estados Unidos predique que lo abandona de inmediato. Sin embargo sus compromisos quedan vigentes otros tres años. 

El mensaje vociferante del actual presidente de los Estados Unidos, Donald Trump dice le preocupa de sobremanera  gastar miles de millones de dólares en rescatar a la India de las consecuencias climáticas del Calentamiento Global o a los países isla del Pacífico que se están inundando como consecuencia del mismo. No es de extrañar, si niega el origen humano del calentamiento global y prediga que es un invento chino para llevar a los Estados Unidos a la bancarrota, que no asuma la responsabilidad como el segundo país en la emisión de gases de efecto invernadero. 

Los gases de efecto invernadero son aquellos que atrapan el calor reflejado por la superficie del planeta que se perdería en el espacio si no fuera atrapado por estos gases. Sin gases de efecto invernadero las temperaturas de la tierra serían extremas, condiciones que dificultan la presencia de vida. 

Hay evidencia de que la composición de gases de la atmósfera del planeta ha cambiado y con ella la concentración de gases de efecto invernadero. Hasta el inicio de la Revolución Industrial en el siglo XVIII gran parte de los gases de efecto invernadero que han entrado a nuestra atmósfera se encontraban capturados en forma de petróleo crudo en el subsuelo. Entre la industria que utilizó carbon de hulla para le producción de acero y la generación de energía y la introducción y popularización del motor de combustión interna, la liberación de CO2 no ha disminuido. 

No hay por que  entrar en un diálogo de sordos con quienes se  autonombran y autoalaban como escépticos del cambio climático, generalmente patrocinados generosamente por grandes compañías petroleras. Hay suficiente evidencia científica para demostrar que la temperatura promedio del planeta está subiendo y esta elevación esta relacionada directamente con la quema de derivados del petróleo y la producción de CO2 que la acompaña.  A pesar de todos los esfuerzos por conocer, entender y aumentar el número y la capacidad de sumideros de carbono, donde se puede recapturar al CO2, la liberación del gas supera a su captura. Razón de peso para que a través del acuerdo de París se reduzcan las fuentes de CO2.

Entre las condiciones del acuerdo de París asumidas por los 194 países es que sólo es posible mejorar las metas autoimpuestas. No hay forma de retroceder en las metas. El presidente Trump no leyó el documento o, en sus inimitable arrogancia e ignorancia, decidió evadir los compromisos internacionales del gobierno de los Estados Unidos para reducir el impacto humano en el planeta. 

El rechazo de Donald Trump al acuerdo de París ha sido contraproducente a las intenciones que esgrime con sus aliados. Emmanuel Macron, el presidente de Francia, ya invitó a los científicos y tecnólogos de los Estados Unidos que quieran participar con sus trabajos en el combate al cambio climático que emigren a Francia. Varios gobernadores y alcaldes de los Estados Unidos continuarán sus programas de reducción de emisiones y conversión de vehículos a motores eléctricos. 

Queda la duda de si el gobierno federal mexicano y los gobiernos estatales y municipales han tomado medidas efectivas y realistas para reducir nuestras emisiones de gases con efecto invernadero. No se vislumbra una nueva política ambiental en el horizonte.


Además pido que se encuentre y castigue a los culpables intelectuales y materiales de los asesinato de Miroslava Breach y Javier Valdéz y el secuestro de los 43 normalistas de Ayotzinapa.

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