Thursday 8 September 2016

Un paisaje afónico e incoloro

Esta semana se llevó a cabo en Ottawa, Canadá la 21a reunión anual del Comité Trilateral para la Conservación y Manejo de la Vida Silvestre y los Ecosistemas. Aquí funcionarios, académicos, Organizaciones de la Sociedad Civil y personas se reúnen para discutir temas de interés ambiental para Canadá, Estados Unidos y México.

En esta reunión se presentó el reporte del estado de las aves de Norteamérica. Es el centenario del tratado de aves migratorias entre Canada y los Estados Unidos y las noticias son malas. Una tercera parte, 432 de 1154 especies, de las especies de aves que habitan estos tres países están clasificadas como de “gran preocupación”. Sus poblaciones son pequeñas o han disminuido drásticamente desde 1970, muchas de estas especies están en peligro de extinción. Se calcula que hay mil millones menos de aves en Norteamérica que las estimadas si las poblaciones de aves de los 70 estuvieran fuera de peligro. 

Las causas de esta reducción y s son la disminución del tamaño de su hábitat, depredadores invasores y el calentamiento global. Las poblaciones disminuyen y las especies se extinguen cuando el número de muertes supera al número de individuos que llegan a la edad reproductiva. Ni siquiera hay suplencia de individuos. Este proceso puede tardar mucho tiempo, pero llega el momento en que es irremediable. Debemos evitar llegar a este punto para muchas especies de aves y otros organismos, sin duda hemos perdido y perderemos algunas de ellas.

Muchas de estas aves son compartidas por los tres países. Aves migratorias que pasan el invierno en el trópico y el verano, su época reproductiva, a grandes latitudes. Una buena parte también la forman las aves marinas, las playeras, las de pastos y las de tierras áridas. Los desastres ecológicos como el derrame del BP Horizon contribuyen a este exterminio.

Algunas especies, como la codorniz mascarita o los rascones y gallinetas nunca fueron muy abundantes. La modificación de hábitat por ganadería, como en el caso de la mascarita, o desarrollo costero para rascones y las aves playeras. El calentamiento global disminuye la cantidad de presas en océanos y playas, aumentando la mortandad y disminuyendo la tasa de nacimiento de aves playeras y oceánicas. La presencia de gatos en las ciudades ha sido devastador para muchas especies nativas. Lo mismo podemos decir de gatos, ratas y ratones en las islas que rodean al continente. Seguimos teniendo problemas de adelgazamiento de los cascarones de los huevos por DDT y otras substancias tóxicas no permitidas en Canadá y los Estados Unidos, pero aún común en México.

No todo es mala noticia. Hay programas de reintroducción exitosos, como el de Cóndor de California, habitante de Baja California, o el de muchas especies de patos y gansos, atractivos a los cazadores que cuidan, mejoran y aumentan los hábitats para albergar más animales que después cosecharán. El halcón peregrino y el águila pescadora se recuperan exitosamente. 

Si no tomamos las medidas necesarias para disminuir, frenar y revertir esta tendencia nuestros paisajes serán afónicos e incoloros. Los que hemos caminado por bosques, praderas y playas extrañaremos los cantos y llamados de las aves. Una llamada al amor para los mas románticos y un sistema de comunicación veraz entre aves para los estudiosos de la naturaleza. También extrañaremos las joyas de color que son las aves en nuestros paisajes. Para las generaciones actuales y futuras, en general con una experiencia de la naturaleza mas limitada, tal vez no puedan percibir estos cambios, pero su mundo será mas pobre. 

Las aves, y otras especies, son el canario en la mina. Su disminución o ausencia indican que los servicios ecosistémicos no funcion normalmente y que debemos remediar el mal y mantener el planeta que podemos habitar. Seamos responsables con nuestro hogar y cuidemos la belleza de nuestro planeta.


La PGR ha resuelto el caso Ayotzinapa declarando muertos a los 43 normalistas. No hay cadáveres, prueba o documentos periciales. Hay una desfachatez política por desaparecer el problema bajo la alfombra de la impunidad, ocultar la ineptitud de nuestras autoridades e ignorar el trabajo del Grupo Internacional de Expertos Independientes (GIEI) quienes hicieron sus mejores esfuerzos y subrayaron las irregularidades periciales mexicanas. Junto con los padres de los normalistas, sólo queremos que se esclarezca este acto y se castigue a todos los culpables materiales e intelectuales. Es pedir un acto simple de justicia y equidad.

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