Monday 15 February 2016

Seguir caminando

Profanos y extraños lleva poco más de dos años poblando semanalmente las páginas de Frontera. Es resultado del concurso que este periódico lanzó buscando lo que consideraban "Las mejores plumas de Ensenada". Tuve arrojo y fui premiado con una responsabilidad hacia los lectores de Frontera. La recompensa ha sido el reto de la escritura semanal, el desarrollo como escritor y la egoísta satisfacción de contribuir un granito de arena para construir un mundo mejor. 

El reto semanal que Frontera me ha brindado ha sido múltiple. El problema no ha sido encontrar un tema que cubrir, al contrario, ha sido escoger dentro de las oportunidades que brindan noticias y eventos aquella que considero la más relevante, más interesante para una audiencia que adivino o la que en ese momento está más cerca de mi sentir o de mi corazón. Algunos temas pasan a la siguiente entrega, otros caen en el olvido.

El siguiente reto ha sido poder expresar dentro del límite de palabras todas las ideas y los contrastes del tema, usando un lenguaje claro y sin ambigüedades en el que nos entendamos. Espero estar cumpliendo con ese cometido y compromiso. 

Agradezco su sinceridad a los lectores que me han confesado seguir de cerca mi columna. De mi parte confieso tanto orgullo como rubor por saberme leído. Sin embargo, siento que este monólogo semanal está lejos del diálogo ocasional y espontáneo que provocarían las cartas al editor o a su servidor. No tenemos esa buena costumbre democratizadora; perdemos la oportunidad de conocer otros puntos de vista. 

Considero que el reto más grande de quienes escribimos en una sociedad con analfabetas funcionales es no alejar a los lectores de la palabra escrita, sino acrecentar la sociedad de lectores activos. Escribir esta columna ha sido retar, sin confrontar, a reflexionar sobre el mundo que nos rodea. Un mundo que cambia más rápidamente que nuestro entendimiento. El reto final del escritor y los lectores es hacer cosas y tener actitudes que nos permitan vivir sustentablemente hoy y mañana. 

Sigo mi camino. Adquirí un compromiso quincenal no remunerado más extenso en una publicación regional semanal. Allí concentraré mis esfuerzos en promover un mundo más verde y sustentable. Sin la oportunidad brindada por Frontera esto no sería posible. 

Este no es un adiós. Tampoco puedo exigirles que me sigan o persigan en mi siguiente aventura como columnista. Espero que las puertas que se me abrieron me dejen salir, pero no se me cierren. Frontera es una voz importante en la región. 


Queda un asunto nacional pendiente. Los Cuarenta y Tres normalistas perdidos de Ayotzinapa. ¿Alguien los ha visto? Si el haberlos visto o saber su paradero hace temer por la vida hay algo muy podrido en este país nuestro. Si la verdad se oculta es momento de proteger a quienes dicen la verdad de quienes no permiten que se diga. Hay 43 familias esperando a sus hijos y 43 aulas sedientas de verdad. También nosotros. 

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