Wednesday 8 April 2015

San Quintín binacional

El conflicto laboral, al igual que las cosechas de San Quintín tienen raíces y frutos en ambos lados de la frontera. La agricultura de San Quintín tiene como mercado principal a California. La cantidad de tomates, fresas, moras de diversos tipos y otros productos exceden la demanda local; la mayoría del producto es de exportación. Los terratenientes cobran en dólares, los salarios de sus trabajadores, en pesos, son más baratos a medida que nuestra moneda se deprecia. Un aumento salarial no es tan oneroso como parece si tomamos esta realidad en cuenta. 

A diferencia de la industria de maquila, donde el producto no es perecedero o los costos de transporte transatlántico pueden diluirse con volúmenes de producción grandes, la agricultura es perecedera y el tiempo y los costos de entrega son críticos. San Quintín es esencial para la alimentación de California, lo saben los agricultores y de allí derivan sus ganancias. Lo saben los sin tierra, trabajadores orgullosos de su labor y vocación,  de allí derivan sus demandas por un salario justo, una vida digna y más oportunidades para sus hijos. Su trabajo es duro, mal pagado y poco reconocido, pero esencial como generador de riqueza y dólares, divisa fuerte diría un economista, para el Municipio de Ensenada, Baja California y México. 
Es de elemental justicia que aquellos que producen alimentos puedan ganar lo suficiente para una buena alimentación y para poder consumir los alimentos que producen. Ya los trabajadores del campo de California, a través de la Farm Workers Union y otras asociaciones civiles voltean a San Quintín para ayudar a estos campesinos sin tierra a obtener justicia elemental. La sociedad bajacaliforniana también expresa solidaridad y apoya estas demandas por una vida digna. 

Los bajacalifornianos que presumimos de democráticos y justos no sólo debemos rechazar abiertamente las arbitrariedades de los terratenientes y los aprendices de políticos que desprecian a los campesinos. Debemos también exigir esta justicia elemental para nuestros coterráneos y estar dispuestos a pagar un poco más por la comida en nuestra mesa, siempre y cuando este precio se refleje en una mejor vida y justicia para los trabajadores agrícolas en vez de acabar en los bolsillos de los terratenientes y sus testaferros, protectores e incondicionales en los gobiernos. 
Es necesario que este conflicto se resuelva favorablememte para los trabajadores agrícolas de San Quintín. Qué este sea el primer paso hacia una agricultura sustentable en Baja California. 


Me rehuso a agregar a los Cuarenta y Tres desaparecidos de Ayotzinapa a las listas de aquellos que desconocemos su destino, o lo sabemos infame. Los desaparecidos de Argentina arrojados al mar, a las víctimas de la operación Cóndor en Chile, Argentina, Brasil y Uruguay, a las víctimas de Tonton Macoute en Haití, a los caídos en las luchas libertarias de Guatemala, El Salvador y Nicaragua. ¿Acaso nuestros desaparecidos también son víctimas de la política exterior norteamericana donde toda América al Sur del río Bravo es un traspatio sucio y despreciable? Que renuncien todos aquellos responsables por impedir la búsqueda y solución de los desaparecidos de Ayotzinapa. 




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