Monday 5 January 2015

Silencio, Quietud

En esta época del año, llena de festividades, alegría y bullicio, el recurso mas escaso es el silencio sea por razones familiares, religiosos, tradicionales, o comerciales. Escaso también por que la música navideña nos atosiga en vez de inspirarnos a la reflexión que debe acompañar a esta época. Hay ruido e inquietud mental por el torrente de felicitaciones y buenos deseos insinceros de gente que ni nos aprecia ni nos recordará.

En momentos que buscaba el silencio se dio la ocasión para pensar sobre el silencio, su contraparte el ruido y aquello que los separa, el sonido. El sonido es provocado por fuerzas de diversa intensidad o frecuencia que crean ondas en el medio: aire, agua o sólido.
¿Existe el silencio? John Cage (1912-1992), compositor estadounidense escribió un libro sobre música titulado "Silencio", discute y demuestra que el silencio no existe. Cage visitó una cámara anecoica, sin ecos y donde no entran los sonidos. Podía oír su corazón, su respiración y sus nervios. Ni en la solitud y vacío del espacio, donde estaríamos enfundados en una nave o un traje espacial, tendríamos silencio. El silencio es apabullante. 

En nuestro alrededor no hay silencio, pero abundan los ruidos, sonidos cotidianos que son molestos a veces por su volumen, las más por su presencia indeseada. 

Ya que reflexionar en silencio es imposible, tal vez podamos hacerlo en la quietud. La quietud es callada e inmóvil. Condiciones casi ideales para reflexionar. Todo se mueve y crea sonidos. Entonces debemos buscar nuestra quietud en nuestros alrededores. La mar de Ensenada que mueve las piedras en la playa es, para mí, la quietud de altas horas de la noche que invita a una reflexión profunda. Quietud también es cada atardecer ensenadense con el sol abandonando el horizonte y desapareciendo en la orilla lejana del mar. Quietud es ver al ser amado, pareja, hijo o padre, dormido junto a tí por que depositan su confianza en tu cuidado. 

Quietud para la reflexión también es estar consciente de su presencia de ruidos a tú alrededor y poder ignorar a la jauría rondando el vecindario, los motores de debajo de tu ventana o el bullicio de tu ciudad. Quietud es cerrar tu boca y abrir tus oídos a tu cuerpo, a lo cercano y a lo lejano buscando en esa cacofonía los sonidos que te llevan a la quietud, ignorando a los que con su pregona nos alejan de ella. 

A pesar de todo ruido, el silencio y la quietud son metas, formas y fondos para la reflexión. Este, como cualquier otro momento es bueno para buscar la quietud y reflexionar. El tema es lo de menos, tu silencio es lo que importa. 


Ni silencio ni quietud por los Cuarenta y Tres desaparecidos de Ayotzinapa. Hagamos ruido, escandalicemos a las autoridades y a los responsables hasta que los presentes con vida o los padres estén satisfechos con las tareas y respuestas gubernamentales. Una gran matraca constante a autoridades i rresponsables hasta que haya una respuesta clara. 





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