Wednesday 29 October 2014

Primavera mexicana

La llegada de la primavera mexicana que espero no tiene que ver con el 21 de marzo. Fecha por demás memorable, no sólo por el equinoccio que me recuerda cuan pequeño es nuestro planeta, también por ser el natalicio de Benito Juárez, quién con su gobierno liberal consolidó la separación entre Estado e Iglesia (católica) en México. 

La primavera mexicana se dará cuando los gobernantes, electos honestamente, se desentiendan de formas de poder diferente al político. Cuando los servicios del gobierno sean rápidos y eficientes y no dependan de amiguismos, favoritismos y mordidas, sino de una vocación de servicio. Cuando los políticos y los burócratas de alto nivel no se sientan obligados por lazos familiares o compadrazgos a contratar a sus parientes y amigos, sino que se dé trabajo al mas capaz y honesto. Cuando los partidos políticos dejen de ser cotos de poder cada vez mas cerrados y los ciudadanos puedan ser votados sin necesidad de pertenecer a un partido. Cuando las fuerzas de seguridad, ejército, gendarmería y policías estatales y municipales consideren que la seguridad y paz de los ciudadanos inermes e indefensos es su misión y no seamos un botín para repartir con superiores y aliados. Cuando las escuelas públicas tengan vidrios en las ventanas y mesabancos en las aulas y las oficinas de burócratas no sean cunas de lobos. Cuando los secretarios de estado no viajen sobreprotegidos y sin miedo de sentarse a dialogar y discutir con los ciudadanos. Para llegar a esta Primavera todos debemos cambiar.

Las primaveras políticas, la presencia en calles y plazas de la inconformidad ciudadana y el subsecuente y siempre forzado cambio de gobierno no son novedosas, aunque las Primaveras checa y árabe conformen un puente ciudadano entre dos siglos  de nuestra aspiración por la justicia y la paz. 

Huelgas obreras, toma de oficinas gubernamentales, embajadas o centros de educación, bloqueo de vías públicas, desnudos públicos y huelgas de hambre son algunas de muchas formas de manifestar inconformismo y frustración a la relación entre ciudadanos y gobiernos y otras formas de poder y exclusión. Llevar a cabo cualquiera de estás manifestaciones de inconformidad, frustración o enojo toma valor, organización y solidaridad. Toda acción de participación ciudadana en la que nos tomemos atribuciones que decidan nuestro poder económico y político es un paso mas a la Primavera mexicana concebida y construida por los mexicanos para los mexicanos. Debemos seguir tomando estos pasos hasta el momento en que los tres poderes de la unión sean los Siervos de la Nación que JM Morelos y Pavón aspiraba a ser.


La Primavera mexicana no sólo se debe dar en las calles confrontando al poder, también debe llegar a los salons de clase, las oficinas. los talleres, los estudios y las cocinas familiares, lugares donde debemos cuestionar y mejorar nuestras relaciones de poder para promover la igualdad y la justicia en nuestras vidas. Es nuestro derecho y obligación crear el cambio para que la Primavera mexicana sea nuestra.

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