Wednesday 10 September 2014

Jihad y Cruzadas

La mayoría de las religiones requieren y buscan un apostolado por parte de sus creyentes. El apostolado es una campaña que promueve a una doctrina o una causa y se hace principalmente ante no conversos. La idea es convertir a estos últimos a lo que el creyente percibe como la única y redundantemente verdadera forma de ver el mundo. 

Los apostolados toman muchas formas, ya sea la predicación por televisión o radio, la predica en la calle casa por casa, el viaje misionero a tierra de gentiles, las visita de líderes religiosos como el Dalai Lama o el papa católico Francisco a reuniones masivas o eventos públicos donde nunca dejan de pregonar su doctrina. Todas estas formas con sus riesgos y consecuencias, pero tal vez sin consecuencias violentas, a excepción de las que han sufrido los respectivos mártires. 

Los apostolados tiene otra caras menos agradables. Me concentraré en dos creencias con hartos conflictos en su haber histórico. 

El Islam y el Cristianismo comparten el Tanakh, conocido como el Viejo Testamento entre los cristianos. Los conflictos entre estas dos religiones, así como los conflictos dentro de ellas mismas derivan de interpretaciones de principios similares. 

Los musulmanes colonizaron la península ibérica por cientos de años, la cual fué liberada por los reyes Fernando e Isabela, también promotores de los viajes de Colón. De esta mezcla de culturas heredamos desde la guitarra hasta el álgebra, pasando por los almohadones y la Alhambra.

La excusa de la conversión del gentil y la liberación de Jerusalén ha dado lugar a cruzadas y guerras santas de antaño y hoy. Judios, Musulmanes y Cristianos disputan Jerusalén y olvidando que la creencia en lo sagrado es algo mas común y profundo que sus peculiaridades religiosas.

Las primeras planas nos subrayan que estas diferencias no se han olvidado. Cada grupo quiere  imponer su verdad única y  absoluta. Todos sabemos, incluso los defensores de la fe, que estas diferencias también son por la riqueza y que sus acciones de conquista son pobres por su ceguera y parcas en misericordia dominada por la ambición. 

Jihad es, en principio una lucha personal e interior por la superación del musulmán, pero es también la conquista y conversión de los gentiles. En el mundo cristiano las cruzadas medioevales también eran una lucha interior acompañada de la reconquista del Oriente, que nunca había sido europeo. La lucha por la conquista de recursos: especias, seda y metales preciosos en esa época; petróleo, metales preciosos y tierras raras el día de hoy se protegen de vocación religiosa. El musulmán jihadista tiene visiones mas allá del imperio otomano y quiere establecer un califato en lo que los europeos llaman el viejo mundo, mientras que los halcónes cristianos dicen salvar a la civilización occidental y  buscan expandirla a territorios orientales jamás conquistados. 


Debemos reprobar y oponer ambas visiones. Existen muchos movimientos y grupos que buscan y cultivan el diálogo entre nuestras visiones del mundo, buscando lo común y destacando las diferencias como dignas de respeto. Un mundo sin guerras es posible.

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