Wednesday 28 May 2014

Godzila vs. las telenovelas

Godzila, la pesadilla y metáfora nuclear mas conocida de la historia, ocupa ya lugar importante en la psique Humana desde finales del Siglo XX. Luego de su primera aparición en pantalla en 1954 Godzila ha reaparecido bajo diferentes morfos en películas, series de televisión y comics. Godzila llegó para quedarse. En 2004, a sus 50 años Godzila obtuvo una estrella en el Paseo se la Fama en Hollywood; también tiene un monumento en Tokio.
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Las telenovelas son el género de programas de televisión mas popular en latinoamérica. México, perdón, Televisa que se cree digna representante de México, es la primera productora mundial de telenovelas. Aunque podemos trazar las raíces de este género a tragedias griegas, la Comedia Dell'arte, el drama shakesperiano o el teatro del Siglo de Oro español, las telenovelas están lejos de ser arte. En la telenovela han hecho y perdido
fama muchos actores y de este género vive la mayor parte de los actores del sector comercial mexicano.

Las telenovelas y Godzila tienen orígenes y públicos muy diferentes, aún así tienen muchas características comunes que comparten con la cultura de masas. Ambos géneros tienen estructuras de libreto y desarrollos altamente predecibles con alto valor comercial. Toda película de Godzila, u otros monstruos o desastres de genealogía similar, empiezan en un día normal y apacible, aparecen advertencias que sólo pocos entienden. Luego inicia el caos, que debe incluir la muerte de un personaje noble, el surgimiento de un héroe y testigo, una serie de escenas que llevan a la hecatombe y el final en el que Godzila desaparece.

Con el transcurso de los años, al contrario de los humanos, Godzila se ha vuelto mas flexible en pantalla, mas gracias a la tecnología que a sus habilidades de actuación. Los humanos en pantalla no se han vuelto ni mas rígidos ni mas flexibles. Sin importar quien aparezca, vemos actuaciones acartonadas, predecibles y malas. En las telenovelas, mexicanas, colombianas, venezolanas o de cualquier otro lugar (que me interesan aún menos que las películas de Godzila) también se presentan situaciones predecibles e imposibles. En las telenovelas, como en muchos cuentos clásicos, la pobre adquiere un príncipe azul, superando los imposibles vicios de aquellas que por alcurnia se creen merecedoras del reino.


La arqueología de los videos de telenovela mexicana nos llevarían a una conclusión inevitable pero errónea: la población mexicana está compuesta principalmente por tez blancas y cabellos rubios, en todo el territorio no hay personas morenas, gordas ochaparras que valgan ser representadas.

La característica común, que demuestra fehacientemente la pobreza actoral de Godzila y cualquier personaje de telenovela es que jamas hablan, todo se resuelve a gritos, o si eso falla, lágrimas. Todos cuidan estar siempre limpios, así hayan acabado de destruir Tokio o cruzado una milpa hecha lodazal en medio de una tormenta. Lo poco que diferencia a Godzila de los otros actores es su mal aliento, peor que el de los dragones de Komodo y
capaz de degollar a cualquiera.

Al final de la historia en ambos géneros se reestablece el orden y la justicia para que la vida pueda seguir su providencia. Todo cambia para que siga igual y el ciclo se pueda repetir.
Ambas fórmulas de producción son exitosas por que venden. Godzila vendeprincipalmente entradas al cine y palomitas mientras que las telenovelas son programas para vender detergentes y demás víveres y enseres domésticos. Por algo las telenovelas son descritas como soap operas en el mercado de los Estados Unidos.

Godzila y las telenovelas nos dejan con la opción dos reacciones honestas, reír o llorar.

Prefiero la primera, aunque no pueda evitar un atisbo de depresión.







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