Wednesday 3 February 2010

De Buen Alumno a Investigador

Una característica notable, y un requisito sine qua non, de un buen número de jóvenes que salen a realizar sus estudios de posgrado, principalmente de doctorado, al extranjero es que deben ser buenos alumnos. Esto se mide con su promedio escolar, entre mayor sea el promedio, se tiene a un alumno cada vez mejor (que nunca pasa de ser un buen alumno de diez). En su mayoría estos buenos alumnos de diez son personas con gran capacidad de memorización y respuestas ad verbatim en los exámenes.
¿Qué pasa cuando un buen alumno de diez típico llega al doctorado? Pasará bien sus cursos y durante su exámen de conocimientos se le dará el beneficio de la duda en cuanto a su capacidad de creación y juicio para tomar decisiones científicas. Hará un buen, pero no brillante, trabajo de tesis. De la tesis saldrán las publicaciones de rigor y el doctor se (re)integrará a alguna universidad o centro de investigación.
El antes buen alumno y ahora joven doctor ha aprendido muy bien las técnicas empleadas en el laboratorio de su tutor, o sabe formular problemas dentro de las teorías mas actuales, no podemos esperar menos de un alumno de diez. Con un poco de suerte el programa de repatriación del CONACyT provee al nuevo doctor con el equipo y bibliografía necesarios para continuar con su trabajo.
El nuevo doctor empieza a impartir cursos y a recibir alumnos a los que enseñará escrupulosamente las técnicas recién aprendidas, estos se reciben de la licenciatura y la maestría y el laboratorio es un éxito. A medida que transcurre el tiempo el laboratorio sigue produciendo tesis, pero todas empiezan a parecerse, cambia el sujeto experimental, pero no la técnica. Al cabo de unos años la técnica empieza a ser obsoleta, pero no la productividad del investigador.
No sería extraño que al cabo de unos años el tutor del alumno brillante haya desarrollado nuevas técnicas y aparatos para llegar a cuestiones mas fundamentales, mientras que el alumno sigue en su bien conocido camino.
¿Por que se da esta diferencia? El buen alumno brillante es buen alumno y poco mas, repite muy bien lo que se le enseño. Esa es su cátedra y esa es su investigación. El profesor ha desarrollado su instinto y creatividad científica para llegar al fondo del asunto en sus hipótesis; el buen alumno ha desarrollado conductas de investigación para recibir estímulos. El profesor publica por que hay nuevos conocimientos que compartir y competir con colegas; el buen alumno publica lo que sea por que sólo así alcanzara sus promociones.
El buen alumno, ahora académico productivo en cantidad mesurable, creará un grupo de estudiantes que seguirán sus pasos, pero no podrán cuestionarlo, no hay ni preguntas ni respuestas nuevas, no se crea una escuela, se crea una capilla que rara vez saldrá de su claustro, con raras excepciones, su capilla heredará el método y allí se quedará. El método produce artículos y estudiantes, no hay necesidad de producir conocimiento nuevo o arriesgar hipótesis, ese status quo no premia los fracasos que buscaron una nueva y mejor solución o la novedad del conocimiento.
La solución es relativamente barata y producirá investigadores y alumnos que creen conocimiento y cultura. Para romper esta tendencia no se necesitan mas estímulos económicos o mas rigor numérico en el número de publicaciones o en su impacto, se require reclutar y promover un cuerpo académico abierto al diálogo que no tenga miedo de interactuar y que tenga suficiente estímulo intelectual y en la forma de proyectos de investigación para experimentar y probar nuevas hipótesis, algunas de las cuales fallarán. Las ciencias mexicanas tienen que aprender de sus errores valientes.

.

No comments:

Post a Comment